Un regalo de Sergio Astorga

sábado, 12 de abril de 2008

Sobre Solti, Bernstein, Karajan y el Requiem de Mozart

[Este post nació en principio como un comentario a la entrada anterior del blog. Pero la excesiva longitud del mismo en un momento dado, aconsejó su publicación como artículo dependiente y complementario del primero. El que piense que así mato dos pájaros de un tiro y no me curro el post semanal, pues quizá no vaya descaminado, aunque ciertamente nunca será motivado por falta de ganas, sino por premura].

Lo prometido es deuda, así que héteme aquí sentada ante el viejo portátil para escribir de nuevo sobre el Requiem de Mozart.

Primeramente quiero dar otra vez las gracias a todos por lo bien que habéis recibido la propuesta (Si os ha gustado se puede repetir el juego, pero palabra que no es una amenaza. Decidiréis vosotros pues).

Una vez concluidos los agradecimientos, quisiera que supierais que la elección de la pieza vino dada más por los ejecutores que por ella misma. No hay muchas obras en casa de las que tenga las tres versiones; esto es, las de los susodichos objeto/sujeto del post. Puede que buceando hubiese encontrado alguna más, pero en aquel momento sólo salió el Requiem. Eso sí, una vez elegido éste, no fue difícil decidir qué parte os pondría. Siempre he sentido fascinación por el Dies Irae y además sirve como patrón o medida de lo que un director pretende o no, sabe o no, puede o no comunicar.

Coincido con lo que ha dicho Cosimo en cuanto a que la música coral de Mozart tiene todavía un pie en el barroco. A pesar de que este oficio litúrgico para la misa de difuntos fue compuesto (parcialmente como sabéis) por el salzsburgués entre febrero y primeros de diciembre de 1791, es decir, inmediatamente antes de su muerte, hay pasajes de la obra en los que Mozart utiliza elementos claramente barrocos como la fuga (Kyrie, Sanctus-Osanna) o el canon (Recordare y Confutatis). Sin embargo, los expertos atribuyen al Dies Irae una influencia operística, en concreto del aria Der Hölle Rache que canta la Reina de la Noche en La Flauta Mágica. Además la tonalidad en re menor que marca este número (tonalidad que por otra parte prima sobre las demás en el Requiem), acentúa claramente la sensación de desesperanza, angustia y temor ante el castigo divino. También coincido con el Sr. Barón en que todo el mundo se atreve con Mozart sin tener para nada en cuenta que en sus partituras nada sobra ni falta y que cualquier error por mínimo que sea, tanto técnico como de interpretación de lo que Mozart pretendía comunicar, puede dar al traste (de hecho muy a menudo da) con ambiciosos proyectos musicales, tanto en directo como en el estudio de grabación.

Aparentemente puede resultar curioso que una misma versión haga opinar a alguno de vosotros que el director da poca importancia al coro y las voces y a otro, justamente lo contrario. Pero es que a menudo, en la música como en cualquier otra manifestación artística, nuestra percepción es fundamentalmente subjetiva. Cada uno oye lo que quiere oír y no se me interprete mal. A mí me ha pasado bastantes veces descubrir en una versión escuchada antes con frecuencia, matices que me habían pasado completamente desapercibidos hasta ese momento. En primer lugar, la oreja no siempre se aplica al trabajo con la misma dedicación e intensidad y, además, también dependerá mucho del estado emocional o sentimental de su propietario, así como de la capacidad de concentración de éste y, por tanto, de implicación en lo que oye. Por eso tiene razón Adanero: a lo mejor un día nos gusta más una versión que otra. Todo depende de muchos factores. Y dos de ellos, importantísimos, son la calidad del aparato reproductor (de CD, evidentemente) y la calidad de la grabación y edición del mismo y con ello no me refiero a que todos los discos tengan que ser DDD. Ni mucho menos. Hay grabaciones ADD en el mercado que le dan cien mil vueltas a otras mucho más modernas porque los ingenieros de sonido y los productores o editores sencillamente eran mucho mejores.

Evidentemente ese esfuerzo que realiza nuestro oído y nuestra mente será inversamente proporcional a lo acostumbrados que estemos a escuchar música. El oído, como el resto de los sentidos, se educa y lo que al principio nos costaba un esfuerzo enorme de concentración y distinción, se convierte de repente en algo casi inmediato y aparentemente carente de esfuerzo. Igual que un gourmet puede distinguir olores y sabores con increíble facilidad, un melómano o un crítico de arte, lo tendrán más fácil en su campo.

Por eso yo os pedía fundamentalmente emociones. No quiero ponerme pedantorra, pero creo que era Henri Bergson el que hablaba del élan vital y en cómo deberíamos dejar que ese impulso vital nos inundase, en vez de intentar siempre racionalizarlo y conceptuarlo todo. Y sin embargo, al emitir un juicio o una opinión sobre algo y antes de que el razonamiento lo estropee (cielos, ahora me he puesto en plan Nietzsche) nos hemos visto golpeados, para bien o para mal, por la impresión, la sensación, el sentimiento.

Y algunos, desde mi punto de vista, habéis hecho un esfuerzo enorme en aplicar el entendimiento y la razón, el análisis. Lo cual demuestra, primero, que somos adultos (jeje) y tendemos a racionalizar todo (incluso a los niños les resulta difícil cuando escuchan algo por primera vez, expresar lo que la escucha les ha sugerido; incluso ellos tienden a razonar), aunque ha habido también comentarios impagables sobre el estado mental, de ánimo o de evidente perjuicio por la medicación de los tres directores. Han sido también los más directos, espontáneos, emocionales.
Segundo, que vuestros análisis evidencian que habéis sacado muchas más conclusiones de las que vosotros mismos seguramente habríais pensado a priori. Casi todos os confesáis legos en la materia, pero habéis podido comparar, degustar y elegir. Si alguien os hubiese preguntado hace tiempo sobre qué os ha parecido la pieza, algunos seguramente habrías respondido que no os considerabais capaces de juzgar por falta de conocimientos. Basta que la condesa os haya puesto en el brete para que los más modestos os hayáis convencido de que no es tan difícil opinar sobre música clásica. No hay que tenerle tanto miedo. A los eruditos y los críticos se les debe exigir que posean conocimientos; al resto, sólo que disfrute con ella. Si además, conoce, pues mejor.

Como vais a empezar a pensar que este larguísimo comentario realmente esconde una intención de escaqueo, me pringo y doy mi opinión al respecto, aunque estoy segura de que otros los han hecho aquí ya mejor que yo. Ahí va lo que opino sobre las piezas escuchadas.

Vaya por delante que no me conmueve especialmente ninguna de las tres versiones. Las tres suenan demasiado. Desde mi punto de vista, pecan de una orquesta excesivamente sinfónica, excesivamente grande, excesivamente decimonónica. El Requiem no es una sinfonía y a mí me gustan las interpretaciones con menos músicos y más intensidad, más hondura, más sutileza. La fuerza de la orquesta no debe venir dada por el número de profesores, sino por la emoción que sea capaz de imprimirle el director.

No me gusta la de Bernstein. Y digo esto con todo el cuidado del mundo, porque estamos hablando de tres grandes directores, con sus luces y sus sombras, pero tres de los grandes. Nada más lejos de mi intención que pontificar al respecto y poner a caldo a profesionales como ellos. Su interpretación me parece muy acelerada. Y no es simplemente una sensación. Mientras el Dies Irae suele durar una media de 1'58'', don Leonard lo hace en tan sólo en 1'42''. Y para mí esa aceleración le resta emotividad. Su versión no me inspira miedo ante la muerte, desesperanza, y santo temor de Dios. Efectivamente, da la sensación de que, de un momento a otro, van a salir los chicos de Wide Side story silbando y bailando (la propia actitud de Bernstein en la dirección, le resta majestuosidad a la obra). Mozart no es Stravinsky. Conviene apuntar en descargo de la interpretación que el registro sonoro pasado por Youtube resulta más que lamentable. También pienso que no hay equilibrio entre cuerdas y metales. Interpretación, a mi gusto, pomposa y en algunos momentos, carente de matices. [Un apunte. Yo no soy capaz de ver al bellezón de la segunda fila del que nos habla Manuel]

Vayamos con Solti. Probablemente y con relación al tempo tenga el problema contrario a la de Bernstein: se hace larga. Por otro lado, el húngaro le da bastante mayor relevancia al coro, lo que en principio y para mí es un acierto. Su versión, como casi todo lo que dirigía, es brillante pero también ahí radica su mayor pega. El Requiem no es una ópera. También esta versión tiende a la magnificiencia en perjuicio de la hondura, la intensidad, lo abrumador de la muerte, el recogimiento. A mi oreja se le antoja excesiva percusión.
(Antonio, está grabada en la iglesia de San Esteban de Viena).

Y la tercera, la de HvK. Antes de nada, una precisión. El salzsburgués grabó el Requiem unas cuantas veces a lo largo de su carrera y yo os he puesto la única grabación de la que dispongo, la de 1987 para Polydor; esto es, dos años antes de su muerte. El llamado sonido Karajan, ese sonido omnipresente en casi todas sus últimas grabaciones, de carácter elegante pero algo melifluo y facilón y que tiende a uniformizar un poco todo, es ya en tópico y hemos ído hablar de él hasta la saciedad. Creo que esta versión del Requiem de Mozart tampoco se libra de él. A pesar de que todavía era capaz de destellos de absoluta genialidad (quien tuvo retuvo) y en esta interpretación también despuntan, Karajan parecía en esos años estar más preocupado por la repercusión monetaria y comercial de lo que interpretaba, que por estudiar a fondo las partituras. Ese sonido elegante en que la cuerda prima por encima de todo sacrifica sin embargo la riqueza sonora. Es un sonido "bonito" que vale igual para el Adagio de Albinoni, que para La Creación de Haydn. Con todo, de las tres, quizá sea la que tenga un tempo más equilibrado y quizá de las tres, es la que más me guste.

No sé por qué resulta tan difícil encontrar grabaciones antiguas de Karajan en el mercado discográfico (con la única excepción quizá de Amazon.com). Me gustaría tener grabaciones de Karajan de los 50 ó 60, pero no las tengo y, por tanto, no puedo hablar de lo que desconozco pero era importante indicarlo porque, con tan escasos mimbres, la opinión sobre la interpretación de Karajan del Requiem de Mozart es necesariamente incompleta, parcial e injusta.

Al leer el comentario de Adanero, he vuelto a escuchar una versión que tengo del de Marriner, aunque no es la de Decca de 1990, sino la de Philips de 1991. Os la dejo en el Rincón Musical. Simplemente para regocijo. Esta vez no hay deberes.

No es fácil dirigir la música de Mozart. Es más, es extraordinariamente difícil y, si me apuráis, aún más una obra como el Requiem, con esa carga literaria y extramusical que arrastra desde su creación. Es una música al tiempo grandiosa e íntima, llena de matices, con contrapunto y melodía, con herencias del pasado y novedades compositivas. Todo el mundo se ha atrevido con él y no pocos han fracasado en el intento o, al menos, no han sido capaces, de realzarlo y entenderlo compositiva y sentimentalmente.

No es que tenga por casa muchas versiones, hay unas 8 ó 10. Además siempre me faltará una, para mí imprescindible: la de Fritz Busch (no he conseguido encontrarla nunca; probablemente no exista siquiera el registro fonográfico). Posiblemente, al menos en el recuerdo, la mejor versión que he escuchado nunca fue en la que Ros Marbá dirigió a la ONE hace muchíiiiiisimos, pero que muchíiiisimos años en el Teatro Real; claro que contaba con la ayuda del Orfeón Donostiarra y eso ya le daba parte de la batalla ganada. Pero de todas las que tengo en CD, me quedo con la de un gran mozartiano que además de soportar, como otros muchos insignes colegas, las represalidas del régimen nazi, ha sufrido posteriormente también el olvido de los grandes gurúes de este mundillo. Se llamaba Josef Krips y nos ofrece una versión emotiva, equilibrada, conmovedora del Dies Irae. La orquesta que dirige es de nuevo la Filarmónica de Viena (como en el caso de las de Solti y Karajan) y curiosamente es también bastante rápida, pero el sonido y el resultado son muy distintos (o a lo mejor es que siento debilidad por esta versión y a mí me parece la mejor cuando resulta que no es así, vayan Vds. a saber). Además fue interpretada por el vienés cuando se encontraba ya enfermo y presentía su propia muerte, lo que hace el concierto aún más impresionante. Uno meses más tarde le confesaría a su íntimo amigo Alfred Prinz: “Éste será mi Réquiem”. No se equivocó.
Fue grabada en directo desde la Sala Dorada de la Musikverein de Viena en 1973 por la ORF y rescatada por Naïve en 2002.

Escuchen pues y déjense llevar por la emoción....




[En otro orden de cosas. Con respecto a la consulta de Adanero sobre el Amadeus de Forman, le remito a lo sabiamente dicho por Cosimo el Barón, a quien debo agradecer (nobleza obliga) el haber hecho las veces de anfitrión y atender a los invitados), con algún apunte más por si le sirve de algo. El propio Mozart y el Requiem especialmente han sido siempre objeto de leyendas, rumores, mitos, debido al carácter dramático de la propia vida del compositor y por las características también dramáticas que en sí mismo comporta una pieza fúnebre. Apenas 30 años después de su muerte, el Romanticismo eclosionaba en Europa con toda su carga de poesía, dramatismo, sentimiento trágico y gusto por el amor y la muerte. Entre 1826 y 1830 Pushkin publica dos tragedias breves: El convidado de piedra (sobre el mito de don Juan, el de Racine y Tirso y el de Mozart) y Mozart y Salieri. En esta última, lo que hasta entonces eran rumores con ciertos visos de verosimilitud, adquieren la categoría de drama en toda regla sobre las desavenencias y rivalidades entre el genio musical y el funcionario. Los rumores a los que me referería antes parece que aludían a que Salieri habría confesado antes de morir en 1825 en un sanatorio mental de Viena, que él había envenado al genio por celos profesionales. Lo único que parece cierto de todo aquello es que en sus últimos días deliraba en voz alta y hablaba de Mozart con frecuencia. Pero ya sabéis que las bolas de nieve van creciendo. Tanto a Pushkin como a Rimski-Korsakov (que estrenaría una ópera basada en la pieza de aquél), les interesa evidentemente lo que de trágico y heroico tenía el salzsburgués, enfrentado a la mediocridad de Salieri. En 1980 Peter Shaffer retomaría el tema con su pieza Amadeus, llevada más tarde al cine por Forman. Shaffer también se apoyaría seguramente en una declaración de Sophie Haibel, cuñada de Mozart que afirmaba, más de 30 años después, que el compositor habría revisado en el lecho de muerte una primera lectura de la partitura y le habría dejado a Süssmayr instrucciones precisas para terminarla. No parece tener muchos visos de realidad por cuanto parece probado que Constanze, la mujer, le ofreció a varios músicos antes que a Süssmayr la conclusión del Requiem. (Los datos están sacados un artículo que escribió Agustí Fancelli sobre el Réquiem). De todas formas conviene tener siempre presente que una pieza teatral, una novela, una película pueden fabular sobre hechos más o menos ciertos e inventar escenas, situaciones o personajes que aumenten la tensión dramática de la obra. No tienen ninguna obligación de contar la verdad. El problema viene dado cuando una parte del público toma por reales lo que son hechos dramatizados.

Con relación a la obra del compositor polaco propiciadora de suicidios, siento tener que decirte que no tengo ni idea. De todas formas, intentaré consultárselo a alguna de las mentes preclaras con las que coincido de vez en cuando en el Auditorio. Quizá ellos puedan echarnos una mano]

[Dos últimas precisiones. Primera: si se encuentran en el texto algún Requiem acentuado, por favor, elimínenlo mentalmente porque el latín no se sirve de acentos por mucho que el libro de estilo de El País y el corrector de Bill Gates se empeñen (¡no sé pueden ni imaginar qué lucha me he traído con él!). Segunda: Anarkasis, jeje, efectivamente te he reconocido, pero me ha encantado eso de que te travistieras en La Parca].

lunes, 7 de abril de 2008

Leyendas urbanas musicales

Hace ya algún tiempo, Manuel me confesó que le encantaban las anécdotas musicales y me propuse escribir algo al respecto. Por razones inconcretas, esta entrada se fue poco a poco retrasando. Una no es un pozo de sabiduría en lo que al asunto se refiere, pero sí que me gustaría traer hoy aquí una de las anécdotas más famosas que han circulado desde siempre por el circuito de la clásica y que, por supuesto. es falsa. ¿Qué creían Vds., que sólo existen historias de fantasmas que aparecen en las curvas de las carreteras peligrosas o relatos que afirman sin rubor que Elvis no ha muerto? Pues no señor. También en ese mundillo tan clasista, tan aristocrático, tan fino, tan especial, se dan las leyendas urbanas y, a veces, hasta empiezan como los chistes.


Un día estaban reunidos Georg Solti, Leonard Bernstein y Herbert von Karajan. Hablaban, o casi casi discutían, acerca de quién era el mejor director de orquesta del mundo.

Georg Solti tomó la palabra y dijo:

- "Modestamente, creo ser yo el mejor director del mundo porque dirijo la mejor orquesta del mundo, que es la Sinfónica de Chicago".

Leonard Bernstein, que estaba a su lado, le contestó:

- " Lamento contradecirte Georg, pero eso no es cierto. El mejor soy yo porque el mismo Dios , imbuído de majestad, se dignó aparecer ante mí y me dijo: 'Tú eres el mejor director de orquesta del mundo'. Lo escuché de Él"

Entonces, Herbert von Karajan, que hasta el momento había permanecido callado, se levantó y exclamó:

- "Mientes Leonard... ¡Yo nunca te he dicho eso!"

¡Qué les parece? ¿Existen o no existen las leyendas urbanas musicales?



Casual y curiosamente, la edición de Babelia del 5 de abril dedica un especial al centenario del nacimiento de Karajan con varios artículos. El de mayor enjundia viene firmado por alguien muy conocido en el terreno de la música clásica actual: Norman Lebrecht. Escritor, periodista, articulista, comentarista de música clásica y del entorno en el que ésta se desarrolla, es considerado hoy en día por algunos martillo de luceros rutilantes, y por otros, periodista estrella, deseoso de dar la nota, amigo de llevar la contraria y con complejo de enfant terrible. Sea como fuere, casi siempre hace gala de un cierto sentido del humor y ataca determinados arquetipos y mitos en un mundillo tan dado a la mitomanía. Aunque, desde mi punto de vista, a veces es exagerado y pagado de sí mismo, sus artículos siempre despiertan, cuando menos, interés y polémica, lo que tampoco está mal en un territorio de dinosaurios intocables. Léanlo, léanlos; vale la pena para desmitificar y conocer las luces y sombras de uno de los mitos más poderosos de la discografía y la historiografía musical.

Pero como no hay artículo, sin música, esta vez vamos a utilizar tres. Aprovechando el tema de la entrada, juguemos a las diferencias.

Aquí tienen tres versiones de la misma pieza musical. Se trata del Dies Irae del Requiem de Mozart. La primera está dirigida por Solti; la segunda, por Bernstein; la tercera, por Karajan.

En el primer vídeo vemos y oímos a la Filarmónica y Coro estatal de Viena , bajo la batuta de Georg Solti, grabado en 1991 por la ORF para Decca.



Este vídeo pertenece a la versión de Bernstein. dirigiendo el Coro y la Orquesta de la Radiotelevisión Bávara:




La versión de Herbert von Karajan es la grabada en 1986 para Polydor y hoy distribuída por Deutsche Grammophon. Dirige la Filarmónica de Viena y canta el coro de la Wiener Singverein (algo así como Asociación de cantantes de Viena), a cuyo frente está Helmuth Froschauer.



Esta vez no seré yo quien opine, al menos no por el momento. Porque lo que me encantaría es saber qué opinan Vds. de ellas, cuál les gusta más y por qué. No les pido conocimientos de ningún tipo, sino emociones, pura y simplemente, emociones. Déjense llevar y díganme qué les han parecido. Espero ansiosa sus comentarios y sepan de antemano, que todo vale. No tiene por qué haber una mejor que otra. Sencillamente son tres lecturas distintas de una misma obra.

¡Anímense! Espero su interpretación de las interpretaciones. Después hablamos.

domingo, 6 de abril de 2008

Premios Dardo 2008

Hace ya unos cuantos días Maripuchi me otorgó otro premio: el Dardo 2008 Award . Y no penséis que me aburro, no: mi ego no tiene límites. Estoy que no quepo en mí de gozo. Le prometí además una entrada que, por otra parte, estaba deseando poder hacer.

El lema del premio es el siguiente: "la I Entrega de Premios Dardo 2008 se abre paso entre un gran elenco de Premios de reconocido prestigio en el mundo de la literatura, y con él reconoce los valores que cada blogger muestra cada día en su empeño por transmitir valores culturales, éticos, literarios, personales, etc.., que en suma, demuestra su creatividad a través su pensamiento vivo que está y permanece, innato entre sus letras, entre sus palabras rotas".

La concesión del mismo lleva aparejada la elección a mi vez de otro 15 blogs. Ya sé que no os falta razón a algunos cuando afirmáis que esto es endogámico, que forma parte de un círculo y que todos acabamos premiándonos a todos. Y bueno... ¿Por qué no?

Yo no sé si mi lista llegará a los 15 preceptivos, pero al menos voy a intentarlo.

Volvamos a poner música apropiada,



revistámonos de autoridad y nombremos solemnemente los Dardo 2008 Award otorgados por esta condesa:

Acero bolchevique, concedido a un blog claro e instructivo en materia política, con buenas dosis de autocrítica y un elevado espíritu pedagógico o, más bien, adultogógico.

A este lado del Rubicón, con un AF, afortunadamente retornado a la blogosfera, porque siempre me enseña cosas nuevas, es honrado en sus planteamientos y certero, muy certero en sus análisis.

Kabila, por el análisis tranquilo, sosegado, también realizado con suma honestidad y del que aprendo todos los días.

Los Genoveses, SA, para mí un auténtico descubrimiento. Lúcido, a veces mordaz y muy atinado en sus análisis de lo que les ha pasado, pasa y pasará a los inquilinos de Génova, 13.

En la ducha final, donde Gracchus es capaz de realizar un análisis atinado, exacto, fiel y muchas veces afilado de la situación política, social y humana de este nuestro país.

Anarkasis, por su contribución, aunque el/la autor/a diga lo contrario, al mundillo de la cultura en general y al de la pintura en especial. Además es un excelente traductor/a. Como podéis comprobar no dejo su enlace; siempre ha mostrado mucho celo de su intimidad. Si me da su consentimiento, lo pondré.

Maripuchi y su mundo. No se trata de devolver el premio ni el halago. Desde que empecé a moverme por la blogocosa hace unos 7 meses, siempre he pensado que su blog es activo, inquieto, habla de lo divino pero, sobre todo, de lo humano.

Forsì altro canterà con miglior plectio porque Tanhäuser es uno de los creadores de blogs más increíbles que conozco. Por su ternura, por su sentido del humor, por elevarle el ánimo a paseantes de la blogosfera del más variado pelaje. Porque es un encanto y porque su blog es fantástico. Hala, he dicho.

Animal político Me van a perdonar que sienta debilidad por esta bitácora y por el señor que se esconde detrás. Analiza la situación sin crispaciones, con tino, con serenidad. Todo el mundo lo respeta y lo adora y yo no podría pasar sin lo que escribe.

Vailima. Mi última adquisición. Es todo un mundo nuevo. Para no perderse su concepto y su sentido del arte y para perderse en él.

Los pasos que no doy, porque me gusta mucho lo que Madeleine escribe y cómo lo escribe.

Apuntes de bolsillo, otra de mis debilidades. Es divertido e irónico a veces y mordaz cuando la ocasión lo requiere. No os perdáis ese otro blog secreto que Manuel esconde entre los pliegues de éste.

Matacucarachas. Porque Navegante rojo ha vuelto; porque lo echaba mucho de menos y porque me gusta lo que escribe y lo que le ha llevado a escribir de nuevo.

Las batallas del abuelo Cebolleta porque me hace revivir sueños y recuerdos de infancia, porque está hecho entre gente de muy diversa condición personal, social e ideológica. Porque es entrañable, porque habla de cosas y de vivencias que forman parte de mi propia vida.

El puesto número 15 está reservado a todos aquellos blogs a los que ya he premiado (para no ser reincidente), a todos los que injustamente olvidé y a los que aún no conozco pero que me gustarán.

Como la proporción geométrica y de estructura piramidal de estos premios puede llegar a colapsar la blogocosa, dejo en manos de los interfectos la potestad de nombrar o no a quien quieran, según su criterio o deseo.

Enhorabuena a los premiados y aplíquense que cada vez hay más competencia.