Me encantan los números redondos como yo y hoy es una ocasión especial porque las Variaciones publica su entrada número 200. No empecemos con las tontunas, que antes de que lo digan Vds. lo haré yo. Efesstivigüoooonder, no es que me haya matado precisamente a trabajar en estos tres años y medio de blog. ¿Qué quieren? Las condesas somos de natural y por educación indolentes o lo que es lo mismo, vagas redomadas. Pero es que no se trata de hacer carreras. Y además si habláramos de longitudes plomíferas de tinta o de número de palabras, seguro que me llevaba yo el record de calle. Faltaría más.
A lo que vamos. La condesa ha decidido hacer las maletas y mudarse. Como podrán observar (gracias a la cortesía de Kordas) el palacio de los Vilches es una delicia, con su fachada renacentista del XVI:
pero empezaba a presentar pequeños inconvenientes. Quizá no lo sepan, pero parte del mismo estaba okupado por los chicos del BBVA, lo que tiene bemoles y ya son casualidades. Pero es que además, ya no había forma de que colocar con holgura todos los artilugios, trastos, recipientes, instrumentos y demás adornos que la condesa gusta de exhibir.
En definitiva, que esta bitácora se ha quedado pequeña. Con esa manía de almacenar imágenes, música y zarandajas varias, a la dueña del blog ya no le caben por ningún sitio. Y éste hace tiempo ya que tarda en abrirse, todavía más en cargar y eso resulta aburrido e inconveniente para los ilustres visitantes.
No crean Vds. que me voy a ir muy lejos ni a un sitio muy diferente, que Fafner y Fasolt ya están mayores para excesivos cambios y no es cuestión de que se me despisten y dispersen, pues sus cacúmenes ya no son lo que eran. Me mudo bien cerquita y a un edificio gemelo que he encontrado. a buen precio. Pienso que mis distinguidos lectoyentes no van a notar en absoluto el cambio, salvo que, seguramente y al menos por un cierto período de tiempo, será más rápido el transporte virtual a este salón. Mi idea primera era haber construido mi propio palacio, pero tampoco estoy yo ya para andar ideando diseños y levantando planos por muy arquitecto frustrado que me sienta. Tendremos que conformarnos Vds., los gemelos, la jefa de todo esto y yo con cambiar simplemente de alojamiento sin mayores florituras e ínfulas artísticas.
Las Variaciones Goldberg, por supuesto, quedarán abiertas. Es más, puede que encuentre hueco para acometer en ellas alguna tímida reparación y volver a subir a un nuevo servidor la música que quedó inutilizada al desaparecer el otro. Ahí seguirán por si les apetece darse un paseo, relajarse y escuchar alguna pequeña o gran composición.
Pero es hora de enseñarles la nueva residencia. Aquí la tienen. Ya ven que el nombre de la villa no es original, pero es que soy supersticiosa para los cambios y me ha ido muy bien con este título. Por el momento, la decoración será la misma que la de la anterior, que para andar de cambios drásticos no tiene la señora mucho tiempo y no están los ídem para demasiados gastos ni excesivas transformaciones. Por otro lado, ya saben que soy mujer de repentes y prontos. Un buen día me levantaré y me dará por volver loco al servicio con renovación total de la lingerie, tapices, brocados, cortinajes, entelados de paredes y mobiliario en general. Y teniendo en cuenta el talante asaz caprichoso del que suelo hacer gala, será de un día para otro y sin previo aviso.
¿Querrán creer que llevo varios días buscando una música de cierre para esta bitácora? Pensaba que era lógico clausurarla con las Goldberg, pero les he puesto tantas versiones de las mismas que quizá acabaran Vds. por usarlas de arma arrojadiza contra mi linda cabecita. Y buceando, buceando, creo que he descubierto una nueva fórmula de hacérselas escuchar y ver con gusto. Sí, sí... ver. El género es novedoso en este blog y seguramente les agrade.
Solamente recordarles que sean Vds. tan amables (y si les apetece) de colocar el nuevo enlace de las Variaciones Goldberg 2 en sus Google Reader, sus blogs, o dondequiera que tengan dispuestas sus alarmas y avisadores. Solo se trata de hacer ligeras modificaciones de modo que no creo que se hernien mis ilustres lectoyentes por ello. Incluso les recomendaría que no tengan ningún reparo en entrar ya en ellas y leer la entrada 201, en su nuevo emplazamiento.
No sin una cierta nostalgia, abandono la escritura en estas viejas Variaciones que han vivido tantas y tantas cosas. Como se cierra por última vez la puerta de una casa que nos acogió y dio calor durante muchos años antes de pisar con alegría la nueva. Sus entradas, como las habitaciones vacías de un piso ya vendido atesoran y guardan secretos por los rincones. Pero la despedida es solo relativa en este caso; el regreso está solo a un clic y un poco de paciencia mientras se abre. No las olviden del todo.
Les dejo pues con la música, la imagen y la delicia en movimiento. Concédanme, como en el ámbito laboral, un instante para la correspondiente mudanza que, aunque ya habito en él quedan detalles por pulir y afinar y pasen a visitarme, se lo ruego, en mi nuevo palacete en cuanto me encuentre convenientemente instalada. Es decir, ya. Estaré encantada de recibirles.
Mientras tanto y, como siempre, intenten ser felices. Y recuerden que les espero a un nuevo lado (que no el otro) del espejo.
J.S.Bach (1684-1750). Variaciones Goldberg. BWV 988. Versión danzada por el Taller Coreográfico de la UNAM. Gloria Contreras, coreografía. Gerardo Donneaud, realización en vídeo. Andrés Arámbula, Yicet Capalleja, Claudia Hernández, y Diana Sánchez, bailarines. Vía DonneaudGerardo
.