LA HORA DEL PLANETA: SÁBADO 28 DE MARZO, de 20:30 a 21:30
Para muchos no será más que un gesto simbólico que no va a traer ningún resultado real o práctico. Pero para empezar a moverse, para darle la publicidad suficiente, para que nadie pueda decir que no se enteró, los gestos simbólicos son importantes y útiles y eficaces.
Porque como sigamos así, por estos derroteros, dentro de muy pocos años se habrá llegado a un punto de no retorno. Porque nos estamos cargando los ciclos naturales agrícolas, climáticos y de cualquier otro tipo. Porque los recursos son escasos y están mal distribuidos y en pocas manos y además se hace de ellos un instrumento de poder. Porque si queremos que esto empiece a cambiar hay que arrimar el hombro de alguna manera.
Infórmate. Participa. No cuesta nada en absoluto. Sólo el esfuerzo de apagar la luz y empezar a cambiar el chip.
Puede que todavía estemos a tiempo de seguir teniendo estaciones. Haydn o Vivaldi, se habrían apuntado. Seguro
¡Buen apagón a todos!
Joseph Haydn (1732-1809). Las Estaciones. Royal Philharmonic Orchestra & Beecham Choral Society. Dir.: Sir Thomas Beecham.Elsie Morison (Nancy), Alexander Young (Lucas) y Michal Langdon (Simon). EMI, 1959
Primavera - Coro: Come, gentle spring!
Verano - Trío y Coro: He's mounting up, the Sun
Otoño - Dueto: You beauties of the town
Invierno - Cavatina: Light and life are both enfeebled
- Abrígate que todavía hace frío por las mañanas... - ¡Mamá, que ya no soy un crío...!
- Han salido unas cintas nuevas que se llaman cassettes y que se reproducen en un magnetófono nuevo más pequeño y portátil. Me las proporcionó un cliente hace unos días. Toma, estas seis son para ti. Te gustarán... - Gracias papá. A ver... Tchaikovsky, Mozart, Bach y tres de Beethoven nada menos. Creo que empezaré por ésta.
Nunca llegó a entenderlo bien del todo pero esas ternezas de su madre, por una parte lo sonrojaban y por otra hacían que se sintiera confortablemente abrigado y protegido, por mucho frío que hiciese.
Siempre supo que detrás de la rigidez prusiana de su padre la ternura asomaba (de una forma u otra), bajo la cálida apariencia de música reconfortante y protectora.
El despertador la sobresalta a las seis y veinte en punto. Tiene que darse prisa o no llegará a tiempo. Y le quedan tantas cosas por hacer. Hace mucho frío. Tendrá que abrigarse.
A esa misma hora, por una acera solitaria y en un barrio ligeramente complicado, él va caminando con mil ojos, mirando para todas partes con cierta precaución. La noche da miedo. De repente, de manera inesperada, en el silencio de la calle a oscuras, el inconfundible soniquete del móvil le hace sonreír ante el aviso de un SMS.
Con el mensaje vendrá, más tarde, la perspectiva de recorrer el parque caminando despacio, de perderse tratando de encontrar aquel viejo café, de leer con sus propios pasos una ciudad patas arriba pero hermosa en sus fachadas. Y todavía la sonrisa del SMS que sugiere y no aclara. Y el Konzert für Klavier Nr. 3 del sordo, acompañándolo de vuelta a casa.
Ludwig van Beethoven (1770-1827). III Rondó (Allegro). Concierto para piano y orquesta nº 3 en do menor, op. 37. Orquesta Filarmónica de Berlín. Piano y dirección: Daniel Barenboim. EMI, 1987
Hace unos días, Alucinao publicó esta entrada sobre un generador de imágenes que ha creado Leonardo Solaas para visualizar sueños. Como él mismo comenta (Alucinao, no Solaas), a mí también me resultó curioso que aplicaciones tan aburridas sean capaces de realizar creaciones plásticas tan sugerentes y, en muchos casos, hermosas.
Le "robé" una vez más la idea y tecleé en el programa: "Amigo, Mediterráneo, Mozart, afecto". Uno de los resultados intermedios fue éste:
Con todo, la imgen obtenida no fue lo mejor. No. Lo mejor fue y es el proceso de creación. Yo les invito a que prueben el programa. Tengan paciencia; les aseguro que se lo pasarán bien.
Una vez conseguida la imagen (al azar y por pura diversión), vino enseguida lo demás: confeccionar el texto y buscar una música apropiada. De la segunda salió casi, casi inmediatamente el primero. Bueno, de la segunda y de un montón de sensaciones acumuladas en los diez últimos días.
Sean benévolos con el uno y deléitense con la otra. Buena audición y salgan a disfrutar de la primavera que ya asoma por todas partes. No sólo no son incompatibles, sino que se complementan a las mil maravillas.
Mozart. Para los dolores persistentes de tristeza y sus efectos secundarios. Contra el enfado feroz por los "abandonos" y las malas nuevas que se agazapan a la vuelta de un miércoles y un jueves. Su fórmula se ha revelado especialmente indicada para calmar la angustia y el dolor de ánimo y el corporal. Se ha demostrado asimismo altamente eficaz en los casos de melancolía persistente, aliviando también los daños colaterales que ésta provoca. Con todo, su acción más efectiva se ha comprobado de forma fehaciente y sin ningún género de duda científica, en los casos de dificultad en asimilar o encajar novedades vitales (especialmente si éstas cursan en medio de un proceso doloroso), ya que su administración contribuye plena y de modo altamente gratificante, a la regeneración de compuestos fundamentales en el transcurrir del ritmo diario, tales como esperanza, buen ánimo, serenidad y alegría. Como consecuencia de todo ello, el músculo cardíaco experimenta una disminución considerable de la presión a que lo someten la ansiedad y el miedo y se muestra tonificado y confortado a un tiempo. El alivio observado en este tipo de pacientes se manifiesta de forma prácticamente inmediata y altamente satisfactoria. Tómese cuantas veces sea necesario dado que no existe ningún tipo de contraindicaciones derivadas de su administración. Durante los primeros días y como tratamiento de choque, se recomienda una dosis elevada para ir disminuyendo progresivamente hasta alcanzar una dosis ideal de mantenimiento, nunca menor de una pieza diaria. Dada su ya mencionada ausencia de efectos secundarios, puede ser tomado de por vida e incluso por pacientes sanos y alegres que nunca han manifestado ninguno de los síntomas previamente citados. Téngalo siempre a mano y no se le ocurra consultar con su médico o farmacéutico: se lo desaconsejarán basándose en la única premisa de que no se vende en farmacias. Cómprelo, piratéelo, deje que se lo regalen, acuda al Spotify, pero téngalo siempre a mano por si a la tristeza le da por estallar sin previo aviso. Créanme, es mano de santo.
W.A.Mozart (1756-1791). Rondó en Mi bemol mayor para trompa y orquesta (Versión completa conteniendo material inédito descubierto en 1990 por Marie Rolf y orquestado por Erik Smith). Timothy Brown, trompa, Academie of St. Martin in the Fields. Dir.: Kenneth Sillito. Philips, 1991
A la tristeza, a veces, le da por estallar sin previo aviso.
Y escarba
y hurga
y duele
tiñendo todo de desesperanza.
Cuando eso ocurre, la única forma de librarnos de ella es permitir que fluya
y rompa
y atraviese...
hasta dejarla exhausta.
Hasta quedar exhaustos.
Alessandro Marcello (1684-1750). Concierto para oboe en re menor - Adagio. Malcom Mussiter, oboe. Paul Nicholson, clave. Guildhall String Ensemble. Dir.: Robert Salter. Victor RCA, 1988
"De noche un hada perfuma mi sueño fantástico con los más frescos y tiernos hálitos de julio; la misma hada buena que devuelve al camino el bastón del viejo ciego extraviado, y que seca las lágrimas y alivia el dolor de la joven campesina que se clavó una espina en su pie descalzo.
Aquí está, acunándome como a un heredero de la espada o del arpa, y espantando de mis mantas, con una pluma de pavo real, a los espíritus que me arrebataban el alma para hundirla en un rayo de luna o una gota de rocío.
Aquí está, contándome algunas historias suyas de valles y de montañas, tan pronto los amores melancólicos de las flores del cementerio como las alegres peregrinaciones de los pájaros a Notre-Dame-des-Cornouillers.
***
Pero, mientras ella protegía mi sueño, un ángel, que bajaba con las alas temblorosas del tiempo estrellado, pisó la barandilla del balcón gótico y golpeó con la palma plateada de su mano las vidrieras pintadas de la alta ventana
¡Un serafín y un hada, que se habían enamorado no hace mucho mientras velaban a una muchacha agonizante, a quien ella había dotado, al nacer, de todas las gracias de las doncellas y que se llevó difunta a las delicias del Paraíso!
La mano que acunaba mis sueños se retiró al mismo tiempo que éstos. Abrí los ojos. Las nebulosidades de la luna iluminaban silenciosamente mi habitación, tan profunda como solitaria; y, por la mañana, me quedó como única prueba del cariño del hada buena, esta rueca; y, aun así, no estoy del todo seguro de que no sea la de mi abuela".
Aloysius Bertrand
(piezas sueltas extraídas de los papeles del autor)
[Traducción y notas Marcos Eymar]
Aloysius Bertrand - Gaspar de la Noche [Fantasías a la manera de Rembrandt y de Callot] Augur Libros. Madrid, 2008 - pp. 133 y 134
Henri Purcell (1659-1695). The Fairy Queen [La Reina de las Hadas]. Obertura en sol (Sinfonía "while the swans come forward") - Aria en Sol (Canción "If love's a sweet passion") - Preludio en sol. Freiburger Barockorchestr. Dir.: Thomas Hengelbrock. Harmonia Mundi, 1991
Salió muy temprano de casa aquella mañana. Se había duchado deprisa y corriendo y apenas había desayunado. No le entraba nada a esas horas. Y le esperaba una jornada larga.
Habia decidido desde el primer momento prescindir del coche o el taxi y se movió a pie por aceras casi vacías. Consiguió llegar con tiempo suficiente a aquella reunión tan importante y programada a una hora intempestiva. Al terminar, recorrió una distancia enorme en metro para entregar la traducción de francés que ya no podía esperar más. El iPod la acompañaba como un perrillo alegre a todas partes. Más tarde, tuvo que llevar a revelar directamene al laboratorio aquel carrete de fotos en blanco y negro olvidado meses antes en la cámara analógica. Subió, bajó. Se movió durante todo el día de aquí para allá, sin parar. Apenas se detuvo un par de veces para descansar brevemente y tomar un triste descafeinado sin azúcar y un batido de proteínas. A media tarde ya notó que le dolía todo el cuerpo. Si es que hacía tiempo que había dejado atrás la adolescencia, por mucho que se empeñase en lo contrario.
Pero sólo al volver a casa se dio cuenta de que, a pesar del esfuerzo realizado y del cansancio, no había echado para nada en falta los hidratos de carbono. Ni siquiera se había acordado de tomar algo a la hora de comer. Y no había tenido la menor ansiedad. Quizá la música que durante horas había sonado en sus oídos era capaz de transmitir más energía de lo que ella imaginaba. Como si se hubiese comido una enorme tarta de nata y chantilly.
[Noi siamo zingarelle - La Traviata - Giuseppe Verdi - L'Opéra Imaginaire. Producida por la ORTF en 2001. Coordinación Pascal Roulin.]