Un regalo de Sergio Astorga

sábado, 31 de mayo de 2008

Especialísimo Bach

Esta tarde he visitado el jardín de mi buen amigo Cosimo el barón Rampante y allí me he encontrado con un auténtico regalo, compartido con Fritus. No he podido resistirme a la tentación de copiar la idea y traer el vídeo a esta bitácora. De paso, quisiera rendir un pequeño homenaje a uno de mis actores favoritos desde que era niña; a un inmenso (tanto física como profesionalmente), espléndido, versátil y entrañable Peter Ustinov, en una memorable interpretación de una cantata del viejo peluca.

La parodia y la imitación, cuando están hechas con calidad y respeto, siguen siendo armas de oro de todo buen cómico y Ustinov lo era... !vaya si lo era! Les aseguro que el idioma además no es un obstáculo.

Que Vds. se rían tanto como yo lo he hecho.



lunes, 26 de mayo de 2008

Vestido nuevo

Esta condesa se ha despertado hoy pintorescamente excéntrica y ha decidido que no iba a ser menos que esos grandes almacenes tan famosos y en régimen de monopolio. Ha dado pues órdenes a la servidumbre de guardar en los armarios el trousseau de invierno de la temporada pasada (y con él ese minimalismo decorativo del que ya estaba un tanto hasta las narices) y mandado llamar a la modista.

¿Les gusta mi traje nuevo?

Los más críticos calificarán la entrada de frívola y de que en el fondo no es más que una tapadera para esconder la falta de inspiración bloguera que aqueja de un tiempo a esta parte a este salón. La razón les asiste sólo en parte pues, aunque bien es cierto que el adjetivo hacendoso no entra últimamente en los calificativos aplicables a su anfitriona (bueno, la verdad sea dicha es que nunca se ha caracterizado por eso), también lo es el que lleva unos cuantos días enfrascada en un artículo que se le resiste, quizá por la importancia del tema a tratar. Vamos que la pequeña aristócrata se ha metido en un jardín que quizá le venga grande; el tiempo lo dirá. Además para qué voy a negar mi faceta frívola si, junto con mi rostro alegre y pizpireto, es lo que más me gusta de mí...

Vestida pues de primavera, con colores nuevos y más cálidos, hoy me siento especialmente alegre, aun cuando el clima se empeñe en llevarme la contraria. Como también me he levantado generosa, voy a hacerles un regalo. Regalo dedicado también a acallar opiniones renuentes del sector crítico (grupúsculo filoitaliano) que opina que le dedico más espacio y tiempo a don Ricardo, que a don Giuseppe. Les estaré eternamente agradecida si por favor intentan hacer el esfuerzo de no identificarlo con cierto anuncio de coches que pulula últimamente por la caja tonta.

Para todos Vds... Violetta, en pleno esplendor de su juventud, belleza y alegría, les canta Sempre libera de La Traviata. Interpreta la sin igual, la sin par, la añorada, la espléndida Maria Callas, en una versión para EMI del año 1958, dirigida por Franco Ghione, con la Orquesta Sinfónica do Teatro Nacional de Sao Carlos, Lisboa y el acompañamiento de lujo a cargo de Alfredo Kraus, as himself.

Yo mientras tanto me voy al Salón del Prado a lucir mi talle y donosura revestidos de verde y malva, aunque la sombrilla vaya a terminar por fuerza haciendo funciones de paraguas.

¡Que la disfruten!



Sempre libera degg´io
folleggiare di gioia in gioia,
vo´che scorra il viver mio
pei sentieri del piacer.
Nasca il giorno, o il giorno muoia,
sempre lieta ne´ ritrovi,
a diletti sempre nuovi
dee volare il mio pensier

[Alfredo:]

Amor è palpito
dell´universo intero,
misterioso, altero,
croce e delizia al cor.

[Violetta:]

Oh!
Oh! Amore!
Follie!
Gioir, gioir, ah...
Sempre libera degg' io...



Debo ser siempre libre
revoloteando de alegría en alegría.
Quiero que mi vida transcurra
por los senderos del placer.
Tanto si nace el día como si
muere, quiero que me halle siempre
alegre. Mi pensamiento debe
volar siempre hacia nuevos
placeres.

[Alfredo]

El amor es el pálpito
del universo entero,
misterioso, altivo,
cruz y delicia del corazón.

[Violetta]

¡Oh, oh, amor,
locuras...
ah, sí... gozar, gozar...
Debo ser siempre libre...


ACTUALIZACIÓN

Atendiendo peticiones del oyente, aquí van tres piezas de un Verdi no excesivamente conocido por el gran público.


Verdi - Un giorno di regno - Ah non m'hanno ingannata! - Fiorenza Crossotto - Royal Philharmonia Orchestra - Lamberto Gardelli - Philips 1974


Verdi - Luisa Miller - Quando le sere al placido - Luciano Pavarotti - National Philharmonia Orchestra- Peter Maag - Decca 1976


Verdi - Attila - E' gettata la mia sorte - Sherril Milnes - Royal Philharmonia Orchestra - Lamberto Gardelli - Philips 1972

Brindo pues por todos vosotros:



Verdi - La Traviata - Libiamo ne'lieti calici - Placido Domingo, Ileana Cotrubas . Bayerische Staatsopernchor . Bayerisches Staatsorchester - Carlos Kleiber - DG 1977

lunes, 12 de mayo de 2008

Adiós a un gran cuarteto





La semana pasada se despidió para siempre del público español el que, a mi entender, ha sido (y aún lo es aunque por poco tiempo) el mejor cuarteto del mundo: el Alban Berg Quartett. El día 5 en Zaragoza y los días 6 y 8 en Madrid, este extraordinario ensemble ofreció dos programas espléndidos de despedida. No acudí al de Zaragoza, pero sí a los dos de Madrid (el primero de ellos era repetición del de la capital aragonesa) y puedo deciros que es de esos momentos que quedarán para siempre en la retina y, sobre todo, en el oído.

Tengo el privilegio de haber escuchado en directo desde 1998 (creo recordar) y año tras año a este cuarteto, puesto que han actuado con regularidad en las diversas ediciones del Liceo de Cámara que organiza Cajamadrid. Me resulta imposible intentar expresar el tremendo placer que ha supuesto a lo largo de esta década disfrutar con y de su música. Solamente sus grabaciones pueden acercarse mínimamente a explicarlo. Y digo mínimamente porque una actuación en directo es otra cosa además de.

Escuchar al cuarteto Alban Berg tiene (no, tenía) mucho de mágico. Un amigo me comentaba la semana pasada después de escuchar el op. 132 de Beethoven que parecía como si los instrumentistas no tocaran sino que la música flotara por encima de ellos, libre, a su aire. Os aseguro que es una descripción bastante aproximada. En sus audiciones, cada instrumento tenía vida y sonido propio y, sin embargo, se empastaba perfectamente con los otros tres. Es difícil intentar escribir cómo la música de Beethoven, Schubert, Haydn, Lutosfl awski, Berg, apoyada en una técnica y una maestría absolutamente plenas, ascendía inmensa, poderosa, gracias a interpretaciones emocionadas, comprometidas. No había frialdad técnica porque todo se revestía de un intenso sentimiento, en el sentido más hermoso y noble del término. Pocos han sabido interpretar el alma y la íntima razón de ser de la música de cámara, tan díficil y tan lejana a veces, como estos cuatro vieneses que llevaban 25 años juntos.

Para sus interpretaciones en España eligieron un programa de adioses. Os cito unas líneas del excelente texto del programa de mano escrito por Andrés Ibáñez

"Música de adiós. El adiós de Haydn, el adiós de Beethoven, el adiós de Schubert y el adiós a la tonalidad del joven Berg y el adiós cuartetístico del Berg maduro, quizá para señalar que todo adios es en realidad un principio".

Para la primera sesión, un melancólico y bellísimo Haydn con una pieza encargada por un canónigo de Cádiz para ser tocada en el Oratorio de la Santa Cueva: La Introduzione de Las siete últimas palabras de nuestro Salvador en la Cruz, op. 51. A continuación, la Suite lírica de Alban Berg, toda una declaración de intenciones por parte del maduro Berg para Hanna Fuchs, casada, de la que se había enamorado apasionadamente y sin esperanzas (los nombres de los movimientos lo evidencian: andante amoroso, adagio apassionato, presto delirando, largo desolato). Para finalizar, el cuarteto op. 15 de Schubert, un Schubert enfermo, desesperado y angustiado por el hambre y la miseria . Aquí el sufrimiento, el dolor, la melancolía parecían haber tomado forma. Pocas veces un cuarteto ha sonado tan triste y sufriente como el que escuchamos el otro día de las manos de los Alban Berg. De propina, un hermosísimo Adagio del cuarteto op. 76 de Haydn. La delicadeza hecha sonido

Para el segundo día, un programa para mí especialísimo. Se inició con uno de los últimos cuartetos del austríaco Haydn, (de nuevo el adiós), exuberante y melancólico. Continuó con una de las escasísimas piezas de cámara de otro austríaco, Alban Berg. Una pieza de juventud pero la primera ya plenamente atonal, de ruptura total y absoluta con lo compuesto hasta ahora. Vibrante en su disonancia, aunque sin romper del todo con la tradición (relación que ahora es más fácilmente apreciable y comprensible que entonces). Como última pieza, el cuarteto op. 132 de Beethoven. Ya he hablado extensamente sobre él en un antigua entrada , así que me limitaré a contaros que lo disfruté de la primera a la última nota y que el recuerdo de mi padre me acompañó mientras duró la pieza como una presencia suave y dulce.



Fuera ya de programa, todo un regalo: una impresionante Cavatina del op. 130 del compositor de Bonn.



En julio de este año se despedirán de los escenarios. El cuarteto no ha podido superar la muerte del viola Thomas Kakuska, por más que su excelente discípula Isabel Charisius no haya desmerecido en absoluto y su instrumento viva de nuevo con ella. A partir de ahora, ésta y Gerhard Schulz se integrarán en un nuevo ensemble, mientras Pichler, el primer violín se aventurará en la dirección de orquesta. Suerte a todos. Antes de marcharse, nos dejaron un mensaje de despedida del que extraigo algunas palabras:

"Al principio de cada concierto, los músicos percibimos una cierta agitación en el público, que no se ha desprendido todavía de sus afanes cotidianos. Lo fascinante es comprobar cómo poco a poco la música va apoderándose de los presentes, los envuelve, penetra en ellos y, de forma inesperada, los traslada a otro mundo. Entonces, paulatinamente, esa pluralidad de personas, a veces miles, se convierten, como si se tratara de un milagro, en una sola."

Y como una sola persona el público, en pie, los ovacionó y de despidió de ellos y una ligerísima niebla de tristeza nos sacudió a todos. Los adioses, cuando queridos y temidos son, necesariamente, tristes.

Aquí termina también mi crónica y mi homenaje y quiero hacerlo de nuevo con unas palabras de Andrés Ibáñez, las que cierran el programa de mano que está condesa intentará conservar, contra viento y marea de mudanzas y pérdidas, para poder hojearlo y ojearlo, tal vez dentro de muchos años cuando el oído sea ya incapaz de recordar y el mito se haya consolidado. Con ellas les dejo.

"La música no es nuestra. Pasa por nosotros. No es del compositor, que la entrega a la posteridad, ni del intérprete que la transmite. Pasa por nosotros igual que nosotros pasamos por el mundo. Sólo es nuestra mientras suena. Pero sólo es música cuando suena".

Aprópiense de la música mientras exista y suene.



[Hoy hace justamente un mes recibí un hermoso regalo de Vicente Fisac, de Palabras Inefables. Por razones justificadas pero que no vienen al caso, hasta ahora no he podido agradecérselo en el blog como se merece.

El regalo es un espléndido poema dedicado a esta condesa que no cabe en sí de satisfacción y de agradecimiento. Está hasta tal punto encantada, conmovida y orgullosa que su otra personalidad (la que se bandea a diario como puede con la vida) está empezando a sentir una envidia más que justificada, jejeje. Aunque ésta sabe de sobra que es la aristocrática piel de aquélla la que le está brindando tan generosas y bellas dádivas.

Por eso desde aquí, con mucho retraso y con aún más respecto y admiración quiero dar las gracias a Vicente, al que conocí gracias a
Blanca de la que es buen, antiguo y muy querido amigo, y poner su regalo bien visible y al lado de ese bello soneto/cereza con que en su día me obsequió Joseba. Mil gracias].




AMIGA FREIA

La música es sentimiento
como lo son tus palabras,
tu opinión, los conceptos que transcribes
cada día en tu cuaderno.
Y voy leyendo tu voz,
aprendiendo un mundo nuevo
por caminos diferentes,
con sonidos que compartes
con la magia de tus ojos invisibles.

Tu música y mis versos,
amiga Freia,
se funden al azar y buscan juntos
ese espacio infinito de la mente
en donde hacer realidad
esa chispa, esa ilusión,
ese instante que explosiona
y transmite su latir al corazón.
Amiga Freia, ya somos dos.