[Para el conde Adanero que lleva meses reprochándome no haber dedicado nunca una entrada en mi bitácora a un compositor español, en prueba de una ya vieja y sólida enemistad]
[Para Mega y Fritus, que nacieron y vivieron o viven en Cataluña y quizá puedan aquí y ahora reconocerse en la música y las palabras de su lengua materna]
[Para Tanhäuser, que creció en esa tierra y se adaptó a ella haciéndola suya, al igual que su lengua, compartiéndola con el castellano]
No me gusta hablar mal de la gente, pero miren que mi jefa llega a ser poco cuidadosa. Como el blog es suyo, lo va dejando todo por ahí, manga por hombro. Luego dirá que es ordenada, pero para mí que tiene un punto de desorden caótico ciertamente preocupante.
El caso es que, por una vez, voy a aprovecharme de lo encontrado en mi escritorio. Son fotos de viaje. Más concretamente fotos en las que el mar es el principal y, a menudo, único protagonista. En la carpeta reza: "
Costa Brava 2008". Dentro, diferentes carpetas más pequeñas: "
De Rosas al cabo de Creus", "
Vistas desde la habitación", "
De atardecida", "
En la playa"...
¡Ah, la tentación es demasiado fuerte! A ver, a ver. ¿Con qué tipo de música podría yo combinarlas para hacer una nueva entrada de
Sinestesias? (Reconózcanme que apenas les he dado la lata últimamente con ellas)... ¿
La mer o
La cathédrale engloutie de Debussy? ¿
Jeux d'eau de Ravel? No, no, esta vez necesito otra cosa. Algo tan sutil como las anteriores, pero más cercana en el espacio y en el tiempo. Condesa, algo te está rondando por la cabeza desde hace rato y no consigues darle forma... Piensa, piensa... Mediterráneo, Cataluña, Costa Brava...
¡Claro, ya lo tengo! Pocas músicas habrá que se adecúen tanto a las fotos que tengo delante de mí. Va a ser una sinestesia casi perfecta.
Pero hay algo que falla. No puedo hablar de lugares en los que no he estado, ni de colores que no he visto, ni de aromas que no he olido. La sinestesia no funcionaría por mucho que conozca la música... No tengo ni idea de cómo resolverlo. Déjenme que lo consulte con la almohada.
)))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))))
Hoy el día ha amanecido más ligero. Creo que tengo la solución. No se había dado hasta ahora pero, ¿por qué no?... Podría funcionar... Lo he consultado con la administradora del blog y parece que la idea le ha hecho gracia. Así, de paso, recupera y muestra sus fotos (aunque lo niegue es más narcisista que yo).
Freia se ocupará pues del relato de viaje, de lo que vio, escuchó, olió y saboreó y yo, la condesa, le pondré el fondo poético y musical que se merece. ¿Que cómo se puede hacer una sinestesia a medias? ¿Que cómo alguien puede sentir por el otro hasta el punto de comportarse como si fueran una sola persona?... ¡Ah!, no me pregunten. Yo me limité a aportar la descabellada idea y puede que funcione. La responsabilidad del blog no es mía. Deberían juzgar Vds. por sí mismos.
Antes de que Freia pase a narrar su crónica de viajes, seré yo, la condesa, quien les hable de la música.
Porque si hay una música, de entre las que conozco, que defina la Costa Brava, que la aprehenda en todos y cada uno de sus compases es la escrita por uno de esos compositores con mucha fama en su tiempo y hoy injustamente olvidado incluso en su propia tierra. Y sin embargo contribuyó como pocos al éxito del
Renaixement, ese movimiento nacional catalán hijo y heredero de la
Renaixença del XIX
. Les estoy hablando de
Edouard Toldrà.
Desde muy joven luchó en contra de esa hegemonía que la música que imperaba en Europa estaba ejerciendo en España en general y en Cataluña en particular. Y cuando hablo de música imperante en Europa me refiero a Wagner y lo
wagneriano, cuyas estructuras sonoras se hacían oír fundamentalmente en y desde El Liceo.
Contra esa tiranía compositiva y musical que todo lo invadía, Toldrà proponía una vuelta a las raíces netamente mediterráneas y por ende catalanas, pero inspirándose en los avances técnicos y estilísticos que representaba, por ejemplo, el
Impresionismo francés liderado por Debussy y Ravel, basado en la limpieza compositiva y estructural.
De esta forma y cuando sólo contaba 16 años creó en 1911 en Barcelona, el
Quartet Reinaixement del que se constituyó en su líder nato a pesar de ser el más joven del grupo. El
ensemble representó el renacer de la música de cámara en Cataluña y contribuyó y no poco a la difusión de algunas obras de la categoría del
Cuarteto de Ravel y a la fertilidad compositiva de muchos maestros, entre los que se encontraba el propio Toldrà, aunque la obra que hoy les trae esta condesa se estrenó precisamente cuando el cuarteto estaba a punto de deshacerse.
Bueno, ya está bien de misterio. La obra que sonará en esta(s) entrada(s) es la más famosa hoy en día de sus composiciones. En la actualidad todo el mundo la conoce como
Vistes al mar, pero lo cierto es que su título original fue y será
Vistas al mar, en castellano. La obra lleva como subtítulo:
Evocaciones poéticas. Ganó el Premio "Fundació Rabell" en 1920 y fue estrenada un año más tarde en el Palau de la Música de Barcelona.
Inspirada en tres poemas de
Joan Maragall, uno de los más claros e insignes representantes del Modernismo catalán, el compositor subtituló, en principio, cada uno de sus movimientos como:
Costa Brava, Nocturno y Velas citando, de alguna manera, el motivo de su inspiración. Ante el temor de que los oyentes creyeran que la música intentaba describir pintorescamente y definir los poemas citados, el propio autor borró los subtítulos y los sustituyó por los habituales al uso en música: I Allegro con brio, II Lento y III Molto vivace. Sólo se ha mantenido y no siempre el subtítulo Nocturno (hoy Nocturn) correspondiente al movimiento Lento.
Porque realmente las
Vistas al mar de este barcelonés, casado y afincado durante los veranos en Cantallops desde 1923, no trata de describir sino que simplemente se inspira en los poemas de Maragall. [Un pequeño inciso para decirles que el dato de Cantallops le ha encantado a Freia: allí se fabrica el S'alou y el Blanc dels Aspres, vinos por los que la jefa siente absoluta debilidad y de los que creo que ya les ha hablado]
Pero volvamos a nuestro tema. No esperen encontrar en esta obra aplicaciones técnicas o estilísticas novedosas, ni dodecafonismo, ni hallazgos revolucionarios. Su música es conmovedoramente sencilla y poco o nada arriesgada estructuralmente. Eso sí, con una férrea unidad compositiva y de estilo. Es de una belleza limpia, tranquila, serena y alegre como lo es la propia Costa Brava cuando la invade el sol y no el viento, o como lo es el propio mar que la baña. Si algo define los poemas de Maragall y la música de Toldrà es el color azul, el sol, los acantilados y los aires de sal y agua.
Cada movimiento pues, inspirado en un poema. Tres movimientos distintos en perfecta alternancia.
La ginesta altra vegada es el título de la poesía inspiradora del primer movimiento;
La mar estava alegre lo es la del tercero. Ambas transmiten sensación de alegría por lo olores de la costa en primavera o por el mar apaciblemente azul y soleado, que pregona el júbilo de la luz y la claridad mediterráneas. Entre medias, la música melancólica, casi casi como un adagio basada en
Allà en les llunyanies de la mar, que nos sugiere el atardecer, la llegada de la noche, el ocaso, la serenidad.
Decirles, por último, que la obra fue creada como un cuarteto de cuerda. Sin embargo, al poco de echar a andar se realizó la transcripción para orquesta de cámara y es muchísimo más habitual encontrarla hoy en día interpretada bajo dicho formato en lugar de hacerlo en el original de cuarteto.
La versión que les traigo es de la
Englisch Chamber Orchestra, dirigida por Enrique García Asensio, en una grabación de Ensayo, realizada en la iglesia All Hallows de Londres en 1977.
No existen muchas más versiones. Hasta donde yo conozco, una de la Orquesta de Cambra Comellas, otra de la Jonde y una tercera, esta vez sí bajo el formato original, del Cuarteto Casals.
Ya que estamos con datos técnicos, les menciono que los poemas de Joan Maragall han sido extraídos de:
Joan Maragall. Obra poética. Versión bilingüe en dos tomos, editada en 1984 por Clasicos Castalia, con los nºs. 126 y 127. Introducción y notas a cargo de Antoni Comas. Traducción de J.F. Vidal Jové.
La voz que escucharán recitar los poemas de Maragall pertenece a Ivan Sinyol y aparece editada en la versión que el Cuarteto Casals grabó de las Vistas... en 2006 para Harmonia Mundi
Las fotografías y los textos de viaje son responsabilidad exclusiva de Freia, sin copyright ni ningún tipo de publicación o edición.
No les doy más la lata. Dada la longitud de la entrada, las mentes perpetradoras hemos decidido que por hoy ya tienen Vds. bastante. No queremos que salgan corriendo en dirección contraria.
La entrada se realizará en varios capítulos, pero no se asusten... ya han superado el primero. Los tres restantes, correspondientes a cada uno de los movimientos de la obra serán publicados a razón de uno por día, a la misma hora, para no hacerles pesada la idea general de la entrada pero lo suficientemente cercanas en el tiempo para que ésta no pierda continuidad.
Esta vez la sinestesia es plenamente interactiva: pueden escuchar la música mientras se deleitan con los poemas o leen los textos de viaje (trufados de impresiones musicales) o contemplan las fotografías. De igual manera se complementan fotografías y textos tanto en prosa como en verso. Jueguen a revolver los diferentes ingredientes y a mezclarlos. Seguramente se diviertan.
A partir de mañana estarán en condiciones de valorar si la sinestesia ha conseguido ser coherente y tener unidad. Freia me ha prestado imágenes y textos, yo les he regalado a Vds. la poesía y la música. Sabremos pues si este singular
collage confeccionado al alimón ha funcionado, lo que permitiría futuras colaboraciones, o tendrá que ser llevado al baúl de los proyectos fallidos.
Probablemente no serán capaces de saber quién de las dos ha escrito este último párrafo, pero de lo que se trata en última instancia es de que presten especial atención a la música. Porque está inspirada en la Costa Brava, en el Alto Ampurdán, que yo amo profundamente. Entiendan que para mí esta obra tiene especialísimas connotaciones sentimentales. Disfrútenla pues despacio y como lo que es, porque les aseguro que
Vistes al mar es un regalo que no tiene precio.
Hasta mañana.