Un regalo de Sergio Astorga

viernes, 17 de julio de 2009

La vida en fuga


Como en la novela "Una música constante" de Vikram Seth, el Contrapunto I de "El Arte de la Fuga"... escrito en un cuaderno de música apaisado regalado en Venecia, tocado por un cuarteto de cuerda o entregado como un presente especialísimo por una pianista sorda. Ensoñación y realidad hiriente. El Bach más desnudo, más limpio. El que une y cura el alma pero también el que puede hacer que salte hecha pedazos.

Y Gould canturreando en medio de la desolación y la belleza más pura.





17 comentarios:

RGAlmazán dijo...

Serena y complaciente música para empezar el día.

Un beso.

Salud y República

Gemma dijo...

Y qué suerte la nuestra que Gould pudiera refugiarse en ese abrazo.
Más besos

Isabel dijo...

Agradezco tu contrapunto y la alusión al libro. Hace tiempo que lo disfruté un verano y lo he recomendado muchas veces porque, además de la buena historia que cuenta, te hace buscar y amar la música.

Besos y buenos días.

LUISA M. dijo...

La música es capaz de transmitirnos tantas emociones diferentes... Hoy, a mí, esta fuga de Bach, me ha parecido bella, pero muy triste. Tal vez tenga que ver también con el estado de ánimo.

Lo que no cabe duda es de que Gould siente profundamente esa música de Bach, se identifica con ella, la vive...

Sigue deleitándonos con estos regalos musicales.

Besos.

Freia dijo...

Rafael

Mi querido Rafael. Me alegro de que le resulte serena y complaciente. Para mí, al igual que el libro de Seth, es de una profunda desolación.
Un beso muy fuerte

Mega

Me ha gustado mucho la imagen del abrazo entre la desolación y la belleza y Gould encontrando refugio en ella.
La primera intención fue poner un audio de la misma obra tocada por el propio Gould al órgano, pero creo que la imagen recogida y ensimismada del canadiense, desgranando la fuga era más a propósito para la entrada.
Un beso muy, muy fuerte meine liebste Zaubererin.

Isabel

Yo he leído el libro muy recientemente. Me lo regaló hace poco un compañero de colegio. Y para mí ha representado muchas cosas y me ha hecho revivir otras. Porque además de Bach está la música de Schubert y, sobre todo, ese trío reconvertido por el propio de Beethoven en quinteto, el op. 104. Aún no sé cuánto hay de verdad o de novela en ese dato, pero conozco el terceto y te aseguro que me encantaría localizar la transcripción.
Creo que es un libro recomendable para todos los que aman la música, en especial la de cámara.
Un beso grande.

Luisa

Hola Luisa. Es lo que le decía a Rafa. A mí ese contrapunto me parece inusitadamente triste. Siempre me lo pareció y viéndoselo tocar a Gould todavía más.
Un abrazo fuerte

María

Querida María. No te falta razón en lo que se refiere a Gould, pero también es cierto que su versión de las Goldberg, las suites francesas o inglesas e incluso El clave bien temperado son especialmente hermosas.
Un abrazo

Oclock dijo...

Delicioso. Uno de los libros que recuerdo con más emoción y recomiendo sin cesar junto a mi predilecto. Al contrario que María, yo acudo a él y su Bach para animarme: esa música es tan hipnótica que siempre me calma y me ayuda a mirar cualquier problema desde otra perspectiva, con los sentidos divididos.

Me gusta mucho tu blog, cómo no.

Freia dijo...

Querida Oclock

Yo siento especial debilidad por la música de Bach (el nombre de esta bitácora no es casual) y por la de Beethoven, aunque los demás se empeñen en considerarme sólo una wagneriana empedernida. Pero su música, a veces me tranquiliza y serena y, en ocasiones, me ocurre todo lo contrario. Depende de mi estado de ánimo, así la siento.
Por lo que respecta a la novela de Seth para mí ha sido un auténtico descubrimiento y he de reconocer también que ha tenido un cierto efecto de catarsis. Yo también la recomiendo.
Un saludo y gracias por venir.

Ramiro Rosón dijo...

La versión de "El Arte de la Fuga" de Glenn Gould es maravillosa, aunque también me gusta mucho la de Ton Koopman para clavicémbalo. Curiosamente, tengo la sensación de que Bach suena más clásico que barroco en el piano, como si tuviera un aire intemporal, y en el clavicémbalo sucede al revés. Tal vez sea porque el piano surgió con el Clasicismo y acabó arrumbando al pobre clavicémbalo, hasta que en el siglo veinte volvió a tocarse música antigua.

Ramiro Rosón dijo...

Además, me parece que hay un profundo misticismo en las notas de "El Arte de la Fuga". Cuando oigo los contrapuntos de esta magna obra, tengo la sensación de que Bach presagiaba la cercanía de su muerte y acentuaba su religiosidad en el ocaso de su vida.

Enhorabuena por este blog.

Freia dijo...

Ramiro Rosón

Bienvenido Ramiro. A Vd. y a su "Cuadernos de fulgores".

Estoy completamente de acuerdo con buena parte de lo que dice. Me gusta la versión de Koopman... y la de Pinnock, la de Leonhardt o la del propio Tachezi, al órgano, para Teldec. Nunca he puesto peros a la música "historicista"; siempre me gustó intentar saber cómo sonaría una pieza con los instrumentos en que se interpretaba en su época. Lo que ocurre es que el piano tiene mayor riqueza como instrumento en sí y una riqueza cromática y una progresión técnica con respecto al clave que la hacen en muchos aspectos superior. Y suelo preferir las obras para teclado tocadas al piano que al clave. Y si quiere que le diga la verdad, esta obra es tan intemporal que como Vd. bien dice suena más clásica que barroca, ciertamente, pero podría ser hasta prerromántica.
Le dejo un enlace de la misma obra, interpretada también por Gould pero esta vez, al órgano. Seguramente la conozca, pero ya verá qué diferente suena.
Un saludo y es un placer tenerle por aqui.

Yo también pienso que se nota que es un obra escrita sabiendo la cercanía de la muerte. Pero así como en Vd. crea sensación de misticismo a mí me resulta de una desolación profunda. Sé que he repetido mucho la palabra en este post, pero para mí es la perfección de la belleza más desolada.
Gracias por sus palabras a mi blog. El suyo me ha encantado.
Un saludo y bienvenido de nuevo.

Ramiro Rosón dijo...

Muchas gracias a Vd., Freia, por su generosa respuesta.

El “Arte de la Fuga” es una obra triste; crepuscular, diría yo, con toda la tristeza de un crepúsculo. Se percibe una sensación de dolor espiritual muy intenso; quién sabe si las circunstancias biográficas de Bach (por ejemplo, la ceguera que sufrió después de una fallida operación de cataratas y el olvido en que había comenzado a caer su música) influyeron sobre esta obra. Pero yo, como le dije, noto una voluntad de sobreponerse al dolor mediante la fe, como si Bach hubiera decidido no derrumbarse ante la vejez y la cercanía de su muerte.

Naturalmente, el piano es un instrumento más evolucionado y de mayores posibilidades que el clavicémbalo. Aunque me encanta el piano, también siento afición por el clavicémbalo, porque, la primera vez que escuché uno, me llamó mucho la atención su sonido metálico, quizá de oro o de plata, y porque lo antiguo me resulta menos habitual y más nuevo para mí.

He oído la versión para órgano que Vd. me dejó en el enlace, y, como Vd. dice, es muy diferente. Uno se da cuenta de todo lo que añade el intérprete, con su propia subjetividad, a la música. A mi entender, la versión para órgano suena menos dolorosa y más mística que la versión para piano; menos dolorosa, quizá, porque Glenn Gould toca la versión para piano a un ritmo muy lento, que enfatiza mucho cada nota, mientras que la versión para órgano es más ligera de ritmo; y más mística por ser el órgano un instrumento de iglesia.

Me alegro de que le haya gustado mi blog. Será un placer recibir algún comentario suyo.

Un cordial saludo.

anarkasis dijo...

la música de un muerto recordándonos al Dante plasta, en vez de al Dante vivo buscandole las faldas a Beatriz.
se que me repito pero parece más la versión de nosferatu de Gould,

a ver, ¿que puede hacer una en un Julio-Agosto en Madrid?
pues lo mismo, sacar la garra y hacerse sombras chinescas para divertirse

Freia dijo...

Mi estimado Ramiro:

Sabe Vd. mucho más de música y del "viejo peluca" que yo. Lo mío son sólo impresiones musicales pero Vd. sabe de lo que habla.
Precisamente es ese sonido metálico del clave el que, a mí a veces, me resulta monótono e insuficiente. ¿Ve qué diferentes sensaciones causa el mismo sonido en cada uno?
Con relación a las dos versiones de Gould, es exactísimo el análisis. Yo creo que una razón fundamental es la diferencia de años entre una y otra grabación, con lo que eso implica de cambios vitales y profesionales en el intérprete y, precisamente por ello, una forma completamente distinta de acercarse a la misma obra. La versión para órgano es de enero/febrero de 1962 y la de piano, es de la primavera de 1981. Son 19 años de diferencia. Y es la misma diferencia que podemos encontrar entre sus Variaciones Goldberg de 1955 y las de 1981). Las más antiguas duran algo más de 38 minutos, mientras que las de 1981 tienen una duración de 51' 15". Vivir hace que experimentemos, sintamos e interpretemos la música de diferente manera.
Un saludo.

Anarkasis

Mi querida Anarkasis. Gracias por venir.
Por lo que leo, parece que esta vez si has podido escuchar la música.
Jajajaja, me ha encantado el simil de Gould como Nosferatu. No te falta toda la razón.
Y sigue, por favor, haciendo sombras chinescas. A mí me encanta disfrutar las tuyas.
Un beso muy fuerte querida.

alucinao dijo...

Es muy bello, pero juer me he quedado tocao

Muakiss

Freia dijo...

Buenos días Alucinao.

Es un auténtico placer tenerte por aquí.

Supongo que esta música es un poco el resultado del precio que se paga por haber vivido mucho y, en general, bien. Como decía tu paisano Delibes, cuando te sale "la hoja roja" y sabes que sólo te quedan 4 papelillos más, es difícil dejar de pensar en la muerte cercana. También es cierto que esta versión de Gould es especialmente "tocona", mucho más que la de otros intérpretes. Él moriría al año siguiente de grabar esto. Quizá le pasaba un poco lo mismo.
De todas formas, espero que no te haga perder ni un ápice de la alegría que representan tus vacaciones. Keep the dream alive!
Muakiss veraniegos y "stevensonianos"

Librería de Mujeres Canarias dijo...

Qué maravilla, con los ojos abiertos y con los ojos cerrados, con la partitura delante o sin ella, con luz o a oscuras qué, cuánta, belleza desnuda.
Sí puede hacer saltar nuestro corazón y también sanarlo.
Gracias por tanta belleza.

Freia dijo...

Yo creo que es a Bach a quien deberíamos darle las gracias. Y también a Gould, (¿por qué no?), por interpretarlo así. YO me he limitado a colocarlo aquí.
Mil gracias por tus palabras.
Un saludo y disculpa el retraso. No todos los días puedo entrar al blog.