lanzado Mega, tenía el día del gemelo malo (nací en junio y soy reconocida neurótica con algunos toques exóticos de bipolaridad). Es por eso que el post anterior resulta, como poco, extravagante aunque he de decir en mi descargo que no era un poema dedicado "alla più grande stupidàggine in itagnuolo mai sentita da queste mie vecchie e poverine orecchie" (y estoy segura de que no necesita traducción), sino a nuestra santa paciencia.
Por eso, esta noche que ha regresado el gemelo bueno, me gustaría repetir el meme con permiso de la distinguida concurrencia blogosférica
Si deseas ver, escucha: la audición es un grado hacia la visión
(Bernardo de Claraval)
La frase está sacada de un libro que estoy a punto de terminar. La novela edifica el diario de un monje cisterciense, maestro de obras de la abadía de Thoronet, en el siglo XII. Se llama Les pierres sauvages y lo descubrí gracias al blog Ex Oriente Lux , de mi buen Charles de Batz. Ninguna editorial española se ha dignado traducirlo y editarlo desde 1964.
Para servir de apoyo a la frase y la novela, La cathédrale engloutie (la catedral sumergida) del primer libro de Preludios de Claude Débussy. Interpreta Maurizio Pollini, para Deutsche Gramophon, en 1999
A lo largo de la audición no es difícil llegar a ver el campanario de la vieja catedral bajo las aguas.
Buenas noches. Felices sueños.
7 comentarios:
Estupendo idioma el Itaguolo cuando se pretende hablar para hacerse entender y por necesidad.
Estúpido y engreido aquel que pensando que el italiano es como el castellano, terminado en ini, se apresta a comerse el mundo con ese asqueroso itagnuolo que agrede cuando se le escucha con esa prepotencia ignorante.
Es lo que hay. Y no da más.
Salud y República
"Si deseas ver, escucha: la audición es un grado hacia la visión". Más sinestesias, bien, vamos bien, esto se anima... ;-)
(¡Yo también soy géminis!)
Rafa
Bueno Rafa, creo que ni siquiera habla itagnuolo. Efectivamente habla español, con acento más o menos italiano (que tampoco mucho) y terminando las palabras en i.
¿Cómo era aquella frase de...?
Quod natura non dat, salmantica nons prestat.
Pues eso.
Mega
Cada vez descubro más puntos en común contigo. Te gustan las sinestesias más incluso que a mí. Un abrazo,
Freia, amiga, tiene Vd. la osadía de deslumbrarse conmigo; cuando soy yo el que me quedo anonadado con la conjunción que hace de recursos estéticos y contenido en sus entradas.
Amiga. Una feliz coincidencia por distintos caminos. Hoy he estado leyendo la última encíclica; la polémica "SPE SALVI facti sumus" y me he encontrado lo siguiente donde se cita también a Bernardo de Claraval a propósito de la crítica de un cristianismo individualista desentendido del mundo:
"En la conciencia común, los monasterios aparecían como lugares para huir del mundo («contemptus mundi») y eludir así la responsabilidad con respecto al mundo buscando la salvación privada. Bernardo de Claraval, que con su Orden reformada llevó una multitud de jóvenes a los monasterios, tenía una visión muy diferente sobre esto. Para él, los monjes tienen una tarea con respecto a toda la Iglesia y, por consiguiente, también respecto al mundo. Y, con muchas imágenes, ilustra la responsabilidad de los monjes para con todo el organismo de la Iglesia, más aún, para con la humanidad; les aplica las palabras del Pseudo-Rufino: «El género humano subsiste gracias a unos pocos; si ellos desaparecieran, el mundo perecería».
Todo esto para indicar que el logos cristiano no es individualista sino necesariamente volcado al prójimo. Y sí, Freia, claro que para "ver" no lo que no se puede ver, necesitamos escuchar (oir la palabra -logos-).
Saludos cordiales.
por los clavos de cristo... menos mal que he encontrado un blog como el tuyo. Ibn Zaydún, Bach, Debussy y un etc. de escándalo.
Gracias por tu blog.
Tibicena
¡Hacía años que no oía esa expresión! Mi madre la usaba precedida de "¡Por Dios y por..."
Bienvenido a mi casa Tibicena. Es un placer que alguien te eche piropos por hacer algo que te gusta mucho. Y cada día me gusta más actualizar el blog y conocer lo que hacen otros. Me ha gustado mucho el poema de tu última entrada. Prometo verlo con más calma.
Esta bitácora siempre estará abierto a los gustos y opiniones de todos, siempre que se haga de forma respetuosa. Por tu comentario, estoy segura de que es tu caso.
Saludos y me encantará volver a verte por aquí. Gracias a tí también.
Dardo, siento el retraso en contestar a tu comentario, pero hasta esta noche no he podido sentarme con tranquilidad.
A mí los textos de Claraval y su actitud me parecen novedosos, algo más que hermosos porque fueron llevados a la práctica y además, permitáseme el término, revolucionarios en el seno de la Iglesia (la evidente ruptura con Cluny y lo que significaba).
No he leído el texto de la encíclica papal. Ya sé que para opinar, hay que conocer, pero es que no me gusta Herr Ratzinger, ni su alejamiento de los cristianos de base, ni su intento de acallar la teoría de la liberación, ni sus zapatos de Prada.
Te aclararé que no soy creyente, soy atea convencida, pero eso no significa que no respete profundamente las creencias de los que sí creen. El hecho de nacer donde y cuando nací evidentemente hacen que la religión católica no me sea ajena. Tengo amigos profundamente creyentes y otros que no lo son y no ha representado nunca mayores problemas. Admiro además ciertas corrientes dentro de la iglesia católica actual y admiro profundamente a las personas que viven de forma clarísima, en su propia actitud y actividad, el logos cristiano, volcado hacia los demás. Hablo de misioneros, voluntarios de Caritas, sacerdotes, etc, diseminados por el Tercer Mundo o en zonas de clara marginalidad.
Tendrán siempre mi respeto y mi admiración.
Como lecturas obligatorias en la carrera, tuve la Biblia, La Leyenda Dorada, ciertos textos sagrados y los Evangelios Apócrifos, al lado de las Metamorfosis de Ovidio, el Laocoonte de Lessing o El Banquete de Platón. La historia sagrada que había estudiado de pequeña me sirvió de mucho. (Sigo pensando que es un error que se haya suprimido la Historia Sagrada de los planes de estudios. Una cosa es no dar religión, y otra muy distinta, no poder dar historia de las religiones. Otro gallo les cantaría a los chicos de hoy, si hubieran aprendido quién era San Pablo o la historia de José. Forma parte de nuestra herencia cultural y es estúpido arriconarla).
Suelo acercarme a los textos religiosos con un sentido estético lógico en los historiadores del arte, pero también con una curiosidad enorme como pensamiento en sí, como logos, de nuevo. Admiro a Santo Tomás y San Agustín. Y me siguen pareciendo hermosísimos los textos de Sta. Teresa, San Juan de la Cruz o de Lope de Vega.
Con lo que ya no comulgo tanto es con esa iglesia oficial y oficialista que ha perdido por completo, creo yo, precisamente ese concepto de logos cristiano, volcado al mundo, ese papel de la Iglesia que se abre a sus fieles, los abraza y los protege. La columnata de Bernini se está resquebrajando en un sentido figurado. La iglesia de hoy, la cúpula, con el papa Benedicto a la cabeza, está alejada de los problemas terribles que afectan a sus fieles, se empeña en mantener criterios obsoletos y terriblemente perjudiciales, mientras por otro lado, barre debajo de la alfombra sus propias miserias. No me gusta este papa (tampoco el anterior), ser jefe de la Santa Inquisición tiene sus secuelas. ¿Qué ha sido del espíritu ecuménico de Juan XXIII o Pablo VI?
Si ya descendemos a la cúpula de aquí, a la Conferencia Espiscopal, con toda su corte de titiriteros irritados e irritables, alimentadora de arengadores, pues apaga y vámonos.
¡Uf, qué largo! De todas formas, Bernardo de Claraval, San Agustín y Jacobo de la Vorágine siempre serán fantásticos puntos de encuentro. Tú seguramente te acerques a ellos con un sentido ético cristiano, yo lo haré desde un sentido ético natural y, probablemente, los dos, con un deseo estético clarísimo.
Un abrazo
P.D. He leído tu entrada última y mañana intentaré hacer un comentario digno aunque, como siempre, llego un poco tarde. Me muero de sueño. Mañana será otro día.
Publicar un comentario