Auditorio Nacional. 31 de Mayo. 11:30 horas. Un programa de los de lleno hasta la bandera. Poco importa si la primera pieza es una obra de Schönberg, díficil pero de una aridez hermosa. La mayor parte del público ha ido por la Novena del sordo. Están decididos de antemano a pasárselo bien, caiga quien caiga. Eso no quiere decir, ni mucho menos, que vayan a portarse de la misma manera.
El concierto empieza tarde, pero la promesa de una dura, desangelada, desgarradora y sin embargo esperanzada obra del austríaco mantiene las expectativas.
¡Qué ingenuidad por parte de quien esto escribe! Verán. Yo sé que no soy objetiva. Me divorcié de la OCNE hace ya unos cuantos años. No conseguía entrar en ella ni ella en mí. No había feeling. Lo intenté muchas veces (lo sigo intentando cada vez que voy a escucharla), pero no consigo enamorarme de la música que sus componentes hacen.
Parece mentira que en un país con una tradición de viento como es el nuestro, que cuenta con las mejores bandas del mundo (especialmente en toda la franja mediterránea), maderas y metales de la Orquesta Nacional lleguen a sonar tan desabridos. Pero la cosa, ay, es peor en lo que respecta a las cuerdas: pesadas, de sonido feo, sordo, mate, sin brillo. Es como si alguien tirara deliberadamente de los instrumentos hacia atrás para que no consiguieran elevarse y ascender. Sonidos opacos y además poco empastados. Pesados, muy pesados. Eso sí, los platillos, bombos y timbales, de primera. Que no se diga, que por volumen que no quede. Que son capaces de desarrollar todo el del mundo y más.
¿Y qué decir del coro? Ese coro que sólo canta bien cuando le viene en gana, cuando le da por ahí en contadísimas ocasiones. Hoy desde luego, a mí entender, no era una de ellas. Deberían aprender de "esos aficionados" del Orfeón Donostiarra. Y también alguna vez, alguien debiera decirles que cantar alto no es chillar. Que se puede cantar bien y conjuntado. Pero buena parte del público aplaude a rabiar (unos cuantos presentes son familiares), de modo que, aquí paz y nunca gloria.
Con estos mimbres no se podía cumplir hoy, en absoluto, la máxima de que un concierto mediocre en directo es mejor que una excelente grabación. Les aseguro que esta condesa ha echado mucho de menos desde las primeras notas, las grandes, históricas, inmensas grabaciones que tiene por casa. Sin duda, lo mejor que se puede decir del concierto de hoy es que ha sido corto.
Yo sé que cuando escuchen Friede auf Erde (Paz en la Tierra) de Schönberg, les va a resultar una pieza complicada y difícil. Lo es a propósito y no tienen más que leer la traducción del texto. Pero es una obra increíblemente bella en su dureza. Compuesta en 1907 para coro de 8 voces mixtas a capella sobre el texto del poeta suizo Conrad-Ferdinand Meyer, fue dotada por el propio compositor de un apoyo orquestal en 1911. Era la época en que el autor vienés estaba muy influído por la fe judeo-cristiana, tamizada por los textos de Strindberg o los teósofos. Creía realmente en el mensaje del poema, que es una llamada a la concordia y la paz universales y estaba seguro de que la armonía entre los humanos era posible. Años después, en 1923, tras la amargura que dejó en él la PGM y en una carta dirigida al director Scherchen, se refirió a ella como: "Es una ilusión para coro mixto, una ilusión según sé ahora, por haber creído cuando la compuse que la paz entre los seres humanos era posible".
A pesar de que en la época de su composición Schönberg ya experimentaba con la atonalidad, esta pequeña (por brevedad) pieza fue construída sobre la base de una tonalidad clásica y su estructura recuerda en muchos momentos los esqueletos polifónicos renacentistas, pero enriquecidos con complejas disonancias que contribuyen a la sensación de angustia de los versos.
Tómense primero la molestia de leer el texto (o su traducción). Después, escuchen la composición. Notarán cómo el sentimiento que les provoca la música se adapta al poema como una segunda piel. No es bonita, no es dulce, pero la esperanza se empeña en asomar por detrás de ella. No la pierdan de vista.
Bueno, pues nada de eso ha sabido mostrar esta mañana la interpretación de la OCNE. Sólo una versión árida y chillona; al menos eso me ha parecido a mí. Demasiada gente cantando y demasiado alto y demasiados gritos.
Arnold Schönberg (1874-1951). Friede auf Erde (Paz en la Tierra). The Tokio Simphony Chorus. Dir.: Hirofumi Misawa. Dir. asistente: Norichika Iimori. Naïve, 2001
No voy a decirles nada acerca de la Coral de Beethoven. La conocen Vds. tan bien como yo, de modo que sería abundar en lo sabido. Pero sí que quisiera recalcar que la versión que Josep Pons ha dirigido esta mañana (ya ayer), a mi gusto, no ha conservado nada del espíritu beethoveniano. Sonaba pesante, monótona, sin matices de ninguna clase. Apagada, sorda, lenta, sin vida. Para el último movimiento, un plantel de solistas para acompañar al coro que, a priori, se presentaba, sugerente. Comenzó bien el bajo Willard White y todos estaban muy metidos en su papel. Se movían al ritmo de la música, parecían motivados. Pero el tenor Schukoff estuvo cortito en los agudos y la aclamada unánimemente por la crítica soprano Brueggergosman resultó no ser de voz tan voluptuosa ni de tan hermoso timbre.
¡Qué quieren que les diga! Yo me quedo con la del viejo maestro alemán Furtwängler. Ya sé que Vds. no van a poder comparar pero, fíense de mí. A pesar de los ruidos de arrastre y las imperfecciones del sonido, con la audición que viene a continuación han salido Vds. ganando.
Ludwig van Beethoven (1770-1827). Sinfonía nº 9 en re menor, op. 125 "Coral". IV Presto - Allegro assai. Orquesta Filarmónica de Viena. Dir.: W. Furtwängler. Virtuoso, 1989 (grabado en Viena el 31.05.1953)
Debería estar penado por ley que, con dinero público, se cometieran semejantes atropellos y tamaños desmanes contra un patrimonio de la Humanidad como es la obra maestra del sordo. Pero lo peor, con todo, es que el Auditorio se venga abajo por los bravos y ovaciones dedicados a la interpretación, como si el mismísimo Furtwängler redivivo se hubiese corporeizado en Josep Pons (no le habría costado con lo delgado que era). Qué se le va a hacer. Ni este gobierno, ni ningún otro parecen especialmente preocupados por cuidar la educación musical desde los 3 años. Claro, que tampoco se preocupan lo más mínimo por ninguna otra. Y así nos luce el pelo en tantas cosas.
Eso sí, una buena parte del público aplaudió hasta hacerse daño en las manos y los ínclitos pertrechadores del desafuero salieron varias veces a saludar. La mayor parte de la gente se marchó tan feliz a casa, de modo que todos contentos.
Y así seguiremos per secula seculorum... Amén.
[Texto en el original alemán y traducción de Luis Gago, reproducidos del programa de mano entregado en el concierto].
17 comentarios:
Oiga, condesita pues se ve que no tuvo usted el día musical. Eso le pasa por saber tanto, si no, reaccionaría como otros espectadores, pidiendo bises y sin exigencias. Yo sería incapaz de encontrar una nota discordante.
No se preocupe, seguro que dentro de poco lo habrá olvidado y habra dado con otro concierto de su gusto.
En cuanto a la OCNE, yo sólo los he visto y escuchado en televisión y me han parecido bien, pero ya sabe usted, uno tiene el oído de adorno.
A pesar de ser alemán, Beethoven es Beethoven y con eso está dicho todo.
Como siempre, cautivado sigo de su sapiencia. Beso sus aristocráticas manos.
Salud y República
Rafa
Buenos días mi querido Rafael.
Jajajaja. Parece que ayer esta condesa estaba un poquito intransigente y borde. Es lo que tiene escribir de noche, que de día se ven las cosas de otra manera. Jajaja.
De todas formas, mi enfado casi iba más contra la falta y la mala planificación de educación musical por parte de las autoridades, que por otra cosa y también a que no haya un control de calidad real de la música, mientras que las autoridades competetentes y los que están al frente de los organismos culturales y musicales están más ocupados en cuestiones de luchas intestinas que de que en verdad la gente pueda disfrutar más y mejor. Formamos un criterio de lector cuando leemos y un criterio político cuando nos integramos y participamos en la res publica. Si la educación musical sigue sin ser abierta y apta a todos y sólo acceden a ella los que se lo pueden permitir, nunca podremos tener un criterio musical. Y eso es lo que me fastidia. Por ahí iban los tiros, pero no creo que fuera capaz de expresarlo bien en la entrada de ayer.
Un abrazo mi querido amigo.
Le prometo que he intentado escuchar la musica, pero enseguida he vuelto a leer la letra,(preciosa por cierto), y he apagado el reproductor, si don Rafa tiene el oido de adorno, yo le tengo que tener para que mi cabeza parezca humana, pues no soy capaz de notar nada mas que una musica que no me gusta.
Pero bueno, con una critica como la que usted ha echo.....no me he perdido nada,ja,ja.
Un abrazo
(diossss, que despelleje)!!!
educación musical, gobierno, la OCNE que no es la ONCE, (me acabo de enterar), fe judeo-cristiana, que no cristiano-judía, Josep Pons que dejó insatisfecha a Freia.
- ¡Josep!, eso no se hace.
- Schönberg, no tenía nada contra tí, pero, ¿no serás sordo también?.
bueno, que me paso, luego a oir como chilla el Pons ahora cuando le eches la sal, ya puesta...
Navegante
Jajajaja. No tiene Vd. el oído de adorno ni para que de apariencia de nada, jajajaja. Simplemente lo tiene Vd. abierto a músicas que le gustan y ésta no lo es. Nunca sabrá lo enormemente agradecida que estaré siempre con Vd. por seguir viniendo a mi casa y hacer el esfuerzo de escuchar obras que no le gustan. Para mí, le aseguro que es impagable.
Y sí, realmente, no se perdió Vd. nada. Jajajaja.
Un abrazo doble para Vd. y su "costilla", que no me olvido de ella.
Anarkasis
¡Ay, querida! Si es que me estoy haciendo vieja...! ¡Cielos, espero no comportarme como esos críticos agrios y sesudos que son eternos avinagrados...
Pues sí, Josep Pons me dejó altamente insatisfecha, jajajaja.
Que tenía yo ganas además de poner a alguien de hoja de perejil, que ya está bien de tanta formalidad y tanta fisnura... (Aunque me da que me he pasado, jejejeje).
En lo de la sal no había caído... Uhmmm no es mala idea.
Un beso muy fuerte querida. Beso que hago extensivo a su trío de amantes.
PD No se me meta con don Arnoldo, que bastante pasó el pobre.
Doña Freia...me da que Ud. si fuese aficionada taurina( cosa que dudo) sería de esos de las Ventas que no dan una oreja ni pa Dios,...yo, como Don Rafa, me alineo más con los francesitos de Nimes, siempre dispuestos a sacar a hombros hasta al arenero...y es que servidor sí que tiene oído de haber servido en artillería antiaerea.
Un beso de su fiel servidor.
Mi querido Fritus.
No, no lo crea. En casi dos años que tiene este blog creo que es la primera crítica negativa que hago a un concierto. Pero sí que tengo que decirle que me fastidia que se derroche el dinero en cosas que no llevan a ningún lado. Y me indigna mucho más si encima se trata de dineros públicos. Me fastidia especialmente ver cómo la OCNE ha ido bajando el nivel sin que nada ni casi nadie hayan hecho algo por evitarlo. Me fastidia que tengan mentalidad de funcionarios y que se comporten como tal (en el mal sentido del término), que no ensayen porque no les apetece, que se crean con derecho a decidir con qué director tocan y con quién no, o que con unos se esfuercen y con otros parezca que les han pisado un callo y no meneen un dedo para mejorar lo que se está interpretando.
Y me fastidia profundamente ese público que va a los sitios por aparentar, ya sea un concierto de Perahia o de los mismísimos Rollings. Que no está abierto a cosas nuevas, que no se entera de qué va pero luego se pasará una semana contándole a todo el mundo que fue, aunque se aburriera de principio a fin. Me fastidia ese público inmovilista que aplaude una Novena del sorodo, aunque esté mal interpretada por el hecho de que es la Novena y luego deje vacías las butacas del Auditorio cuando se interpreta una pieza del siglo XX, prejuzgando con su ausencia, sin molestarse mínimamente en haberla escuchado.
Se trataba sobre todo de eso, pero también he de reconocerle que a veces me pongo como un Mihura, jajajaja. Y tiene Vd. razón, los toros no me gustan nada y además
me aburren mortalmente (en directo no le puedo hablar mucho: sólo he ido una vez en mi vida).
Un beso grandote
Freia, en el último post "Lamento" no tienes habilitados los comentarios, por eso te digo en este que es muy cierto y está muy bien expresado lo que dices sobre el dolor.
Es algo que a mí me ha preocupado siempre; no poder penetrar en el dolor del otro para aliviarlo, luego lo comprendí con el mío propio, porque el dolor, expresado vulgarmente o fisiológicamente, es como una comida que sienta mal y hay que darle tiempo a ser digerida y, todos los estómagos no son iguales.
Besos
Querida condesa, o no ha querido usted que comentemos en la ultima entrada o ha tenido un lapsus, pero he echo lo mismo que Isabel y aqui estoy.
Bien sabe usted lo identificado que me he sentido con la lectura de "lamento" , la coraza que nos fabricamos para no permitir que nadie penetre en nuestro corazon y asi regodearnos en nuestro dolor.
Es un error monumental, pero somos animales de costumbres y esta es de las peores que podemos tener.
Un fuerte abrazo para una gran amiga.
Mi querido Navegante:
Cuánta razón tiene en lo de la coraza. Y he de decirle que los hombres son más dados a ella que las mujeres. Hacen Vds. como los gusanos de seda. Fabrican una cápsula dificilísima de romper y allí se van metamorfoseando solos. Salen de la crisis recuperados y mejores pero el dolor se lo podrían haber ahorrado en gran medida, sólo con que lo compartiesen... y de eso también sabe Vd. mucho.
Me pareció un post difícil de comentar y responder y por eso eliminé los comentarios. No hay más razón.
Un abrazo muy fuerte para mi gran amigo que navega los mares con buen viento y mejor compañera.
hay lamentos que me acogonan
y ese, ....acogona
Apreciada Condesa...comento aquí puesto que no puedo comentar en el superior...aunque no comento nada, sólo hago acto de presencia para recordarle que, como usted bien sabe, me tiene a disposición para lo que necesite...y reciba un fuerte abrazo en estos momentos también.
Querida condesa, gracias por desgranar perlas predigeridas de música clásica.
El día en que descubrí el significado de las palabras de Schiller, la Oda a la Alegría pasó de dos a tres dimensiones dentro de mi cabeza.
Ese coro atronador ha impedido que me rinda en el aprendizaje del tortuoso idioma alemán.
Altamente indicado en estados críticos de la autoestima.
De nuevo gracias.
Bienvenida María de Lujan. Celebro que te haya agradado el paseo por mi blog. Espero verte a menudo por aquí. Gracias por tus palabras.
Un saludo
Ni Pons...Ni Fürtwangler, querida. Ya esta bien del mito Fürtwangler. Estoy seguro de que si el sordo, como Vd. le llama, hubiese podido escuchar a Herr Wilhem dirigir su novena, le hubiese metido la batuta por el...bueno, por ahí, para darle un poco de marcha.
Estimado Fernando:
En primer lugar, bienvenido.
A mí no me gusta Furtwängler porque sea un mito. No creo en esas mitificaciones (aunque sí en otras). Me gusta simplemente porque me gusta, de la misma forma que no me entusiasma Celibidache, por más valorado que esté (y le aseguro que conozco a unos cuantos iniciados que parecen sacerdotisas de su culto).
Para mi desgracia, no entiendo de música; me muevo por sensaciones, emociones musicales y no he sabido nunca ni sabré si el sordo como yo lo llamo (son muchos años ya juntos y ya sabe Vd. que la ignorancia es atrevida y se toma confianzas que tal vez no debiera) le habría metido o no a don Guillermo la batuta por el... (como Vd. dice), para darle marcha.
Simplemente su Novena me gusta, emociona, me suena a Beethoven. Como la Carlos Kleiber o la primera que grabó Karajan. Como me habría gustado poder escuchar alguna que dirigiera Fritz Busch. Y por eso la escucho y la seguiré escuchando.
Un saludo,
Coincido con usted en lo de las sensaciones personales. No voy a entrar por ello aquí a ponderar este o aquel director. Le contaré una experiencia personal: una de las novenas de Beethoven que más he disfrutado, hasta las emocionadas lágrimas, fue en directo, en el Teatro Principal de Burgos, el 7 de julio de 1997. Actuaba a la batuta Rafael de Frübeck dirigiendo a la Orquesta Sinfónica de Madrid y al Orfeón Donostiarra. Ya vé. Sin necesidad de irnos a Karajan ni a Celibidache. Ni siquiera disfruté tanto a Solti, a quien tuve oportunidad de ver en Madrid poco antes de morir. Respecto a las versiones grabadas, le parecerá raro, pero me encantan las sinfonías de Beethoven de Christopher Hogwood. Y vuelvo sin volver al principio: desde que era pequeño (y ya ando por los 55) tuve que soportar el culto Fürtwangleriano de mi hermano mayor, que casualmente es wagneriano irredento. Y a mí, a lo mejor por rebeldía, siempre me ha puesto de los nervios la parsimonia y la pachorra de Fürtwangler. A sus pies, señora.
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