Un regalo de Sergio Astorga

domingo, 17 de agosto de 2008

Regreso y despedida

¿Se puede?

Hacía tanto tiempo... Y les he echado tanto de menos, no crean... A algunos más que a otros todo hay que decirlo.

La condesa cree que estoy reposando. Dice que todavía no estoy recuperado y que no debo hacer esfuerzos... Mi señora piensa que yo creo estar mejor de lo que en realidad estoy... ¡Ay, si supiera que estoy muchísimo mejor de lo que ella cree!

Dirán Vds. con razón que no resulta muy ético engañarla así , pero es que en el fondo le hago un favor. Ella se siente útil al ocuparse de mí, olvidándose de paso de atolondramientos y carreras y para este tontorrón valet de chambre es tan agradable dejarse cuidar por ella...

¡Cómo no voy a exagerar! Si está continuamente pendiente de mí... Supervisa a diario mi dieta cuidando que sea consistente y equilibrada. Da instrucciones precisas para que no me falte de nada: música, libros, papel y lápices de dibujo (me gusta dibujar ¿saben? y no se me da mal). Y lo mejor de todo, viene a verme un par de veces al día. La primera, por la mañana, para saber cómo he pasado la noche y la segunda, al atardecer, al filo de que la luz se vaya. Durante un buen rato me lee en voz alta, recostada en el sillón mientras la claridad va bajando poco a poco. Y cuando por fin oscurece, todavía le gusta pedirme consejo sobre algunos asuntos particulares. A veces, ni siquiera eso. Charlamos por charlar, del più e del meno que dicen los italianos. No cambiaría por nada esos momentos...

Puesto que las formas y maneras de valet ya de poco me van a servir, hoy puedo permitirme el lujo de confesarles algo.

Hace varios días y puesto que me encontraba mejor, la condesa entre risas me animó a que bailara con ella. Y eso es un gran privilegio: ya les dije que mi señora lo suele hacer descalza y sola, a la luz de la luna... A veces, cuando algo se le mete en la cabeza y en plena vorágine, es incapaz de escuchar a nadie de modo que ni siquiera me dejó explicarle que mis viejas piernas no son ligeras como las suyas. No hubo manera de que desistiera y me tuvo bailando de un lado a otro de la habitación un vals veloz e imposible. ¡Un, dos, tres... un, dos, tres!.. El viejo Fermín acabó agotado... agotado, pero feliz y rejuvenecido. Creo que habría podido estar así toda la noche... ¡Ay, si pudiera explicarles a Vds. cómo me sentí...!
My fair Lady - I could have danced all night...


En el fondo ya ven. Detrás del empleado disciplinado y perfecto, Fermín ha resultado ser un viejo sentimental. ¡Qué le vamos a hacer! Y de eso precisamente, de viejo y sentimental, quería hablarles.

Esta noche, aprovechando que ella duerme, he venido a despedirme. Ya no habrá más maneras versallescas, ni recibimientos correctos y educados. Fermín va a hacer caso a su señora y se retira. Es hora de dejarse cuidar, como dice ella... Y no pienso resistirme.

Me habría gustado tener un trato más continuado con Vds. Con algunos me he llevado francamente bien; con otros, honradamente, he tenido mis más y mis menos. Pero no es hora de hacer balances que a nada conducen, sino tabla rasa de desavenencias... Y después, completar un mutis digno por el foro.

Este decrépito mayordomo cuelga los trastos y se va... ¡Oh, sí! Se va. A dejarse cuidar y mimar por ella. Ya ven como al final he salido ganando. Porque entre tantos admiradores como tiene, quien se queda con ella soy yo. Aunque me toque compartirla con todos Vds. soy yo quien la tendrá más cerca. Así son las cosas. Y no me lo voy a pensar dos veces.

Verán Vds. la vida me ha hecho un regalo y no voy a volverle la espalda. Porque llegará un buen día en que las tornas cambien y lo mismo que hoy me regala, mañana me dirá: "¡Eh! Que estoy aquí. No te olvides de mí. No te fíes, puedo darle la vuelta a todo tu entorno". Quizá algún día la condesa se canse de mí, pero entonces esa será otra historia... y no voy a preocuparme de ello ahora. Justamente ahora, no.



Por eso quisiera hoy brindar con y por Vds. con el mejor cava de mi familia, el de mi primo Agustí...

¡Que los dioses les sean propicios!... y, sobre todo, ¡trátenla bien o tendrán que vérselas conmigo!

¡Hasta siempre a todos!

10 comentarios:

Martine dijo...

Fasolt, no te puedes quejar de las atenciones que hacia tí tiene nuestra Condesita... No te preocupes, la trataremos muy bien...
Un abrazo para ti y besitos para ella..

Naveganterojo dijo...

Tranquilo Fermin,la deja usted en buenas manos,feliz jubilacion,y...cuidado con el cava que a ciertas edades no es recomendable.
Un saludo

RGAlmazán dijo...

D. Fermín, no sabe usted como le comprendo y sobre todo, como le envidio. Sólo de pensar todos los cuidados que le dispensa la condesa me dan ganas de estar en su lugar. ¡Cuánto daría por ser usted! Poder esperar esa visita. Soñar con que el sol se ponga para verla de nuevo. Oir su preciosa voz, leyendo sólo para mí. ¡Y que decir, de bailar con ella! ¡Qué placer!
En fin, si le digo que me gustaría ser usted no creo que le descubra nada nuevo.
Espero, amigo, que la cuide, que cuando se encuentre en su compañía viva cada instante con tal intensidad como a mí me produce dolor su lejanía.
Sea feliz mientras recibe sus cuidados mientras yo sufro en silencio su indiferencia.

Salud y República

Antonio Rodriguez dijo...

Fasolt
Menudo chollo el suyo. Mejor que una prejubilación, porque además de no hacer nada le cuidan, le dan de comer, le leen libros y seguro que le amenizará, tambíen con buena música.
Yo lo siento porque esperaba que en las ausencias de la condesa nos siguiera Vd. contando las intimidades que dejó de relatarnos. Es una pena.
Espero, no obstante, que disfrute de su nueva situación y aproveche momentos de descuido de la condesa para conectarse a la bolgosfera y segir contándonos intimidades de su señora.
Un abrazo de otro perjubilado.
Salud, República y Socialismo

Gemma dijo...

Eso mismo. De vez en cuando podría asomarse usted y saludar a la concurrencia, que ya empezábamos a cogerle cariño y todo.

Feliz reposo (y, ya sabe, déjese ver...)

Anónimo dijo...

Yo tampoco sé de qué se queja, Fasolt. Pero no me extrañaría nada que, por lo poco que le conozco y lo mucho que le adivino, cualquier día nos diera la sorpresa y regresara usted por aquí. Como dijo Bond, James Bond, "nunca digas nunca jamás". Un saludo en fa sostenido mayor.

NáN dijo...

La jubilación, Fasolt, no está reñida con la escritura, sino todo lo contrario. Espero que la despedida sea un guiño, para decir enseguida: "Pero ¿os lo habíais creído?".

Déjese cuidar y no haga caso de naveganterojo. Es cierto que hay bebidas no recomendables a ciertas edades: el buen cava, por ejemplo, debería estar prohibido hasta que se han cumplido 50 años.

fritus dijo...

Fermí, esta muy bien esto de que te guste dibujar...y todavía mejor tener tiempo para hacerlo con calma, que es una cosa que te envidio, ...ahora bien , lo que más te envidio son esos dancings que te has echao con la condesa, ladrón,... y esas copitas de cava català que resisten cualquier boicot ultramontano...ay , que spleen, que choadevibre ( ya se que no se escribe así pero yo soy de inglés), que buen rollito y eso...

Pero como bien señala Nán, puedes, es más, debes, seguir escribiendo...we want you, como decía el tío Sam.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Hoy quisiera hacer algunas observaciones que me estaban sugiriendo esta bitácora en los últimos tiempos. Porque esa casa es bastante rara: un mayordomo que espía descaradamente a una condesa que luego no se sabe si despide al mayordomo después de haberle envenenado y luego dice que va a cuidar de él... No sé, no me encaja nada.

Yo albergaba la esperanza de que el mayordomo se cargara a alguien, para qué lo voy a negar. Pero veo que el final es aún más truculento. ya digo, para mí que la condesa ha envenenado al tal Fasolt. Ignoro las razones aunque me temo lo de siempre: un asunto de sábanas mal resuelto.

Pero, entonces, ¿a qué viene eso de que le quiere cuidar? ¿Es que se ha arrepentido? Ya digo: muy extraño, todo muy extraño. Me hubiera gustado hablar personalmente con Fasolt. Creo que nos está ocultando algo muy grave.

Freia dijo...

Ante todo don Manuel, perdón por el retraso en contestar que lo cortés no quita lo valiente. Asuntos ajenos a mi voluntad no me han permitido hacerlo hasta ahora.

Vd. y yo siempre nos hemos llevado bien y tengo que darle la razón, lo reconozco, en que en la casa a veces pasan cosas raras. Pero no me haga Vd. causa común con Adanero insinuando abiertamente que he envenenado al pobre Fasolt y encubro el crimen suplantándolo en un post para buscarme coartada. ¿Me creería Vd. capaz don Manuel?

Con relación a lo que insinúa sobre los verdaderos motivos que llevaron a esta situación... pues no le diría yo que no.

¿Qué pretenden Vds? ¿Que Fasolt resucite de vez en cuando para "largar" , para demostrar que no me lo he cargado o para que él se cargue a alguien? No me haga Vd. esto don Manuel...